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Economía
Tras el largo y tortuoso camino de la crisis, 2018 ofreció ejemplos para la esperanza. Inversiones en la provincia como la de Coca-Cola European Partners o Ebro Puleva apuntan a un horizonte de crecimiento económico.
Atrás quedan unos meses en los que se ha visto en el panorama andaluz algo más que brotes verdes. La futura fábrica de Ebro Foods en La Rinconada o la inversión de Coca-Cola para convertir su planta sevillana en la mayor de Europa simbolizan una época en la que se ha recuperado la fe en la economía regional, pues se ha demostrado que desde Andalucía se pueden producir bienes y servicios muy diversos en condiciones eficientes para competir en todo el mundo (así lo constatan los más de 31.000 millones de euros que vende Andalucía cada año en el mercado internacional).
Hay también un boom de inversiones en el sector agrario —vinculado a la transformación de fincas— con proyectos muy tecnificados de olivar y almendro. Y en el mundo tecnológico existe una dura pelea entre multinacionales y empresas locales por fichar a jóvenes con talento ( hacen falta, de hecho, más informáticos para cubrir la demanda de algunas compañías que quieren asentarse en Sevilla o Málaga). Si se pone como telón de fondo la reactivación del sector inmobiliario ( muy intensivo en la creación de empleo) y el récord en la llegada de turistas, se pinta un cuadro esperanzador para el futuro próximo.
Todas estas buenas noticias no ocultan una realidad: Andalucía, con un 22,8% de paro, aún sigue lastrada por la mayor tasa de desempleo de España. A ello se le unen otros indicadores, como el PIB per capita, que en la región es de 18.470 euros (frente a los 25.000 euros de la media española).
La mejor noticia es que todas las tendencias positivas que han cristalizado en 2018 —tanto en industria, como agricultura, turismo, construcción o tecnología— tienen un potencial de crecimiento mayor con una política económica adecuada. Y ese es el acertijo del nuevo año: ¿Será capaz del nuevo Gobierno de acelerar este movimiento? Tal es la gran esperanza.