ABC - ABC - Especiales Andalucía
Jeanine Merrill
Esta californiana vino a nuestro país en 2002 con la intención de reforzar sus conocimientos del castellano y vivir una experiencia diferente. Había estudiado Económicas y quería hacer un curso universitario de tres meses en alguna ciudad de España. Pensó en Barcelona, pero las fechas del curso no le cuadraban y eligió Sevilla por puro azar o capricho del destino. No imaginaba que esa decisión cambiaría su vida para siempre. El autobús la dejó en Plaza de Cuba y en esos primeros minutos ya supo que había encontrado la ciudad de sus sueños: el río, la luz, el ambiente... Un cúmulo de sensaciones que la cautivó a primera vista. En esa primera estancia conoció a su actual marido, Juan Gómez, y en 2008 regresó para instalarse y abrir La Azotea. Hoy tiene claro que éste es su sitio en el mundo, una ciudad a la que le unen sus hijos, sus gentes y, por supuesto, sus bares.
Detrás de la barra...
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¿Cuáles son las especialidades de la casa?
Las tapas clásicas, como guisos y potajes, pisto, albóndigas, espinacas, carne con tomate...
¿El público se extraña de encontrar un bar de siempre junto a la Alameda?
La gente de esta zona no está acostumbrada a los bares de toda la vida, porque la mayoría de sitios que hay tienen tapas modernas. Esto es distinto, es como comer en casa y nuestros clientes nos lo dicen: ‘esto sabe como cuando cocina mi abuela’. La comida casera y el trato cercano es lo que hace volver a nuestro público.
¿Nunca ha pensado modernizar el espacio?
Más de una vez he estado a punto de quitar la reja de la ventana o cambiar los azulejos pero en el fondo pienso que tener un puntito cutre puede ser un reclamo, porque es un síntoma de autenticidad. La gente quiere estar cómoda y comer cocina casera a buen precio.
¿Llegan (llegaban) muchos extranjeros?
Claro, porque estamos tan cerca del mercado y la calle Feria que muchos venían y quedaban encantados. Teníamos incluso la carta en inglés.