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«EL COVID HA DISPARADO LA INVERSIÓN EN TECNOLOGÍA»
El nuevo presidente de CTA espera que la corporación sea autosuficiente con los recursos que genera con sus servicios
Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) está celebrando sus primeros quince años de vida. Su objetivo inicial fue aglutinar esfuerzos del sector publico y el privado para elevar el esfuerzo en I+D+i en la región. «Cuando nació la inversión era del 0,5% del PIB, ahora es un 0,92%... Todavía hay una brecha con la media de España, pero esta institución ha sumado su esfuerzo al de otros actores para que se den pasos adelante», afirma Francisco Mochón, su presidente desde el pasado mes de junio. Este catedrático de Macroeconomía atesora experiencia en la administración pública (donde fue el primer director de política financiera de la Junta y asesor económico del Ministerio de Hacienda) y también en la empresa, ya que fue director general de Finanzas y Control Presupuestario de Telefónica y se ha sentado en el consejo de diversas empresas del sector de las Tecnologías de la Información. Ahora su misión es seguir tendiendo puentes entre ambos mundos. de ser una corporación que gestiona la aportación de sus patronos (la Junta y un conjunto muy destacado de empresas) y logre otras fuentes de financiación que le dote de una mayor solidez. Otro objetivo es ganar peso en Andalucía Oriental, ya que CTA ha pivotado su desarrollo en Sevilla y las provincias occidentales, pero su margen de crecimiento y su influencia en Málaga, Granada y Almería es todavía muy grande.
—¿Se propone abrir una oficina en Málaga?
—A través de una colaboración con el PTA ya estamos en el edificio El Rayo Verde. Nos proponemos estar mucho más presentes en toda la zona oriental de Andalucía y mi primera visita institucional ha sido, de hecho, al alcalde de Málaga. El potencial de las empresas de esta provincia, así como la de Almería y Granada, nos obligan a ser más proactivos.
—Cuando habla de equilibrar las cuentas, ¿qué porcentaje debe proceder de ingresos
generados por CTA?
—El escenario ideal es que CTA se sostenga con sus ingresos y destine todo lo que aportan sus patronos a inversión pura en el fomento de la innovación. En los últimos años se ha iniciado el camino para convertirnos en una consultora muy específica en gestión de fondos europeos dedicados a I+D+i, o en el desarrollo de servicios como una plataforma de innovación abierta que se puede rentabilizar. Podemos colaborar en acreditaciones de actividades muy concretas relacionadas con la innovación, e incluso entrar en el capital de aquellas startups a las que asesoramos a cambio de nuestros servicios. Partimos de una buena base: el esquema de colaboración públicoprivado de CTA ha favorecido que los patronos hayan hecho un seguimiento estricto de su evolución, vigilando sus cuentas, asegurándose que el gasto de personal estaba controlado y evaluando la consecución de objetivos.
—Habrá una inyección de fondos europeos muy importante en los próximos años. ¿CTA podría participar en la gestión de esos fondos?
—Tanto la Comisión Europea como el Gobierno español han apelado a la colaboración público-privada para la ejecución de esos fondos, así como al necesario impulso a la innovación. En este contexto, si no existiera una institución como CTA habría que inven
tarla, ya que somos un clúster que une a empresas comprometidas con el desarrollo tecnológico y a la Administración autonómica, con la filosofía de colaborar en la financiación de proyectos innovadores. La experiencia nos dice que gestionar fondos europeos con agilidad es muy complejo, y de hecho los porcentajes de ejecución en España y Andalucía del marco que comenzó en 2014 no es el deseable. Deben llegar casi 75.000 millones de euros a fondo perdido a España en los próximos años y será para iniciativas de cierta envergadura, ya que la Junta ha estimado el importe mínimo de cada una de ellas en diez millones de euros. CTA tiene las características idóneas para canalizar y presentar proyectos escalables y con un alto componente tecnológico en las dos vertientes que la UE ha señalado como estratégicas, como son la transición digital y la energética.
—La crisis inmobiliaria redujo los presupuestos públicos de I+D+i, que aún no se han recuperado. ¿Ahora puede ocurrir lo mismo?
—En este caso debe ocurrir todo lo contrario. CTA nació hace quince años en un momento de bonanza de la economía, y en ese momento hubo visionarios, como el primer presidente de la corporación, Joaquín Moya Angeler, que detectaron que era vital iniciar un cambio de modelo hacia una economía basada en el conocimiento. En ese momento se requería tener visión, pero en esta crisis ya es una evidencia innegable que solo resistirán quienes estén tecnológicamente más preparados. Los grandes fon
dos de inversión, que siempre han visto un componente de riesgo en la apuesta por empresas tecnológicas, están ahora más volcadas que nunca en la búsqueda de oportunidades. El proyecto de presupuestos del Estado está en sintonía con esta tendencia y ha elevado su inversión en I+D+i en un 60%, y en algunas partidas incluso el 80%. Ojalá superemos la pandemia lo antes posible, y cuando ocurra tras ella florecerán muchos proyectos innovadores.
—¿Qué sectores productivos tienen más potencial de crecimiento en Andalucía?
—CTA está organizada en torno a los sectores que tienen más recorrido en Andalucía, desde el aerospacial al agroalimentario. Ahora hay dos desafíos para las compañías de cualquier sector, que son la transición digital y la ecológica. En el primer caso no es un simple proceso de adquisición de tecnologías, sino de un cambio de cultura en la organización, lo cual requiere un esfuerzo importante que debe ser interiorizado por todos, y en primer lugar por los cargos directivos. La sostenibilidad tampoco es una opción, es una exigencia de la sociedad que también obliga a revisar todo. Son cambios que afectan a todos los sectores e intentar liderarlos es una oportunidad de innovar para cualquier empresa.
—Además de la I+D+i que ya se genera en Andalucía. ¿Se pueden atraer otras empresas innovadoras a la región?
—Es un proceso que ya está en marcha. Tanto en Cartuja como en el PTA han tenido problemas de espacio para responder algunas de las solicitudes que han recibido para instalarse en estos parques. Hemos firmado un acuerdo con Cartuja para estudiar el perfil de los candidatos que quieren ubicarse en el recinto y analizar aquellas que tienen un mayor efecto de arrastre para la economía andaluza.
—Uno de los objetivos de CTA era acercar la empresa y la universidad. El informe COTEC advierte de que son ámbitos que siguen estando muy lejanos. ¿Queda mucho trabajo por hacer?
—En los proyectos que coordina CTA obligamos a que haya implicación de grupos universitarios. Hemos aportado nuestro grano de arena y hay que continuar porque ambas esferas aprenden y mejoran mutuamente. Hay compañías que ignoran el enorme conocimiento que atesoran los grupos de investigación; e investigadores que necesitan estar más cerca de los problemas reales.