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ANTE EL RETO DE TRANSFORMA­R LA ECONOMÍA EN 5 AÑOS

Andalucía tendrá la mayor inyección de fondos de la UE en su historia entre 2021 y 2026. Debe definirse la gobernanza de estas partidas, ya que existe una gran incertidum­bre sobre cómo han de definirse y gestionars­e estas inversione­s

- POR A. CAMACHO

España es el país que más fondos estructura­les ha recibido de la UE, con más de 150.000 millones de euros en 35 años (con un peso especialme­nte relevante de Andalucía). Ahora vendrán 140.000 millones del plan de transforma­ción y resilienci­a, unidos a otros 50.000 millones del marco financiero plurianual y a otras líneas de ayudas como el fondo Sure (con el que se han sufragado medidas como los Ertes). Una cantidad histórica tanto en sus dimensione­s como en su propio concepto (ya que ha obligado a la UE a emitir deuda), y que implica un desafío de dimensione­s colosales. «Es el mayor ejercicio de solidarida­d de la historia de la UE, y España es el primer receptor de ayuda… Europa nos está mirando y debemos estar a la altura», apunta Mikel Landabaso, director del Centro de Investigac­ión de la Comisión Europea en Sevilla.

El gasto eficiente de esta ingente cantidad de fondos requerirá la creación de nuevas estructura­s dentro de la administra­ción, ya que «contamos con cañerías cuya capacidad es de cinco litros por segundo y ahora van a pasar 35 litros», recuerda este experto, que alerta de que no es un buen presagio que España sea uno de los últimos países en ejecución de fondos. «Hay que cambiar el sistema de forma racional y transparen­te», incide.

Landabaso realizó estas reflexione­s en un foro del Instituto de Estudios sobre la Hacienda Pública de Andalucía, en el que se analizó cómo será la gobernanza del fondo. El Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a del Gobierno de España contempla la movilizaci­ón de una inversión pública de 140.000 millones de euros (de los cuales 70.000 son ayudas a fondo perdido) que debe activar, a

su vez, una inversión privada de 500.000 millones. Se centra en cuatro grandes líneas (la transición ecológica y digital, la igualdad de género y la cohesión social y territoria­l) y se estructura en torno a diez políticas «palanca o tractoras». Según los cálculos de S&P, un buen uso de este programa aumentará el PIB español hasta un 10,1% de aquí a 2026, pero en un escenario pesimista solo aceleraría su crecimient­o un 2,9%.

¿Cómo se gestionará­n las ayudas? Se han contemplad­o diversos instrument­os, desde la inversión directa del Estado, hasta la firma de convenios con comunidade­s autónomas y ayuntamien­tos, subvencion­es directas a empresas o la creación de consorcios público-privados. La «joya de la corona» del sistema es lo que se denominan Proyectos Estratégic­os para la Recuperaci­ón y Transforma­ción Económica (PERTEs), que unen al Gobierno con empresas privadas para acelerar inversione­s con gran capacidad para transforma­r la economía española.

Sin coordinaci­ón

En este momento la gran incógnita es qué papel jugará Andalucía en la gobernanza del fondo. Las autonomías son esenciales en la ejecución y el control de los fondos, pero han sido marginadas de los centros que diseñan y escogen los proyecto. «El destino de los fondos los decide en solitario la Administra­ción General del Estado y esto se refleja en los mecanismos de gobernanza con los que se articula este plan», según apuntan fuentes de la Junta de Andalucía.

¿Cómo se dirige el Plan? El principal órgano es la Comisión para la Recuperaci­ón y Resilienci­a, formado exclusivam­ente por miembros del Gobierno, del que depende un comité técnico y una unidad de seguimient­o. En tercera línea se ha creado una Conferenci­a

Sectorial para coordinar y escuchar a las comunidade­s autónomas que depende de Hacienda, y que apenas se ha reunido en este tiempo.

¿Cómo pueden entonces las comunidade­s autónomas hacer llegar sus propuestas al Gobierno? Los ministerio­s convocan periódicam­ente lo que se denominan conferenci­as sectoriale­s, en los que los ministros se reúnen con los consejeros autonómico­s para informar y coordinar políticas concretas (como ayudas para el coche eléctrico o rehabilita­ción de vivienda en el caso de la energía, mejoras en la red de transporte­s en Fomento o coordinaci­ón de políticas hospitalar­ias en el ámbito de la Salud). Es en estas conferenci­as sectoriale­s de cada uno de los ministerio­s donde las comunidade­s deben aportar sus proyectos. En general, comunidade­s como Andalucía, Galicia o Castilla y León denuncian que se está conociendo «a cuenta gotas» las líneas de inversión y las transferen­cias le correspond­erían a cada uno.

Para perfilar un futuro programa de inversione­s, la Junta remitió al Gobierno de España un listado con 150 proyectos públicos y privados que aspiran a movilizar, conjuntame­nte, más de 35.000 millones de euros de los futuros fondos europeos para la recuperaci­ón. Y a su vez, la Federación Andaluza de Municipios y Provincias (FAMP) realizó una lista con más de 2.000 propuestas que sumaban otros 52.000 millones. Todas las comunidade­s autónomas han realizado sus propias estrategia­s para la canalizaci­ón de estos recursos, aunque no se ha hecho de forma coordinada entre ellas ni con el Gobierno central, con lo cual estos planes solo pueden constituir, por el momento, un catálogo de buenas intencione­s.

IMPULSO

El plan de reactivaci­ón debe producir un crecimient­o del 10,1% del PIB hasta 2026

Landabaso remarca que un plan de recuperaci­ón de estas caracterís­ticas «no puede ser una colección de proyectos, sino que se requiere una visión compartida y estratégic­a en el que todos remen en la misma dirección». Y para ello, debe aprovechar­se la experienci­a acumulada en la gestión de fondos para activar partenaria­dos públicos y privados; y conectar los proyectos tractores con los ‘clusters’ regionales y las pymes.

Plazos

El cronómetro ya se ha puesto en marcha. Según el calendario establecid­o, el 70% de las subvencion­es deben compromete­rse en 2021 y 2022, mientras que el 30% restante podrían concederse hasta 2026. ¿Qué se hecho hasta ahora? El Gobierno de España ha puesto en marcha las primeras iniciativa­s concretas, centradas en una línea de impulso para el autoconsum­o eléctrico en edificios industrial­es, así como el sector servicios y sector público; otra de ayudas para la compra de coches eléctricos; y actuacione­s energética­s en municipios de menos de 5.000 habitantes (las tres suman en total 825 millones). En puridad no se trata de actuacione­s novedosas, sino de una sobrefinan­ciación de programas que ya existen desde hace años.

Otra parte del dinero que ya ha empezado a fluir es la de los denominado­s fondos REACT EU, que están orientados a «reforzar con partidas adicionale­s las políticas públicas básicas en un contexto de crisis, ya que son una red de seguridad para millones de ciudadanos», según la Junta. Deben destinarse «a financiar operacione­s en el ámbito de la educación, la sanidad y los servicios sociales, para paliar el impacto sufrido en ellos como consecuenc­ia de la pandemia». Andalucía ha recibido 1.880 millones del total de 12.436 millones que le han correspond­ido a España. Con esta partida se ha adquirido la compra del campus de Palmas Altas para la

INYECCIÓN

La Junta ya ha recibido más de 1.880 millones de euros de los fondos denominado­s React EU

PLAN

Los proyectos diseñados por empresas andaluzas suman más de 35.000 millones

futura Ciudad de la Justicia y 445 millones se están utilizando para el refuerzo de personal, la inversión en infraestru­cturas y equipamien­to sanitario y 189 millones para inversione­s en centros educativos y personal docente.

Pero las mayores partidas están aún por llegar. «El objetivo es transforma­r la economía y hacerla más resiliente, lo que significa realizar innovación y política industrial, sin el cual es imposible cumplir el Green Deal; reducir nuestros déficit de productivi­dad con Europa, avanzar en digitaliza­ción e inteligenc­ia artificial, o aprovechar oportunida­des en construcci­ón sostenible y energía», recuerda Landabaso.

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