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Una generación para una remontada

Aunque las cifras de inversión del sector privado en I+D+i están estancadas, en Andalucía aumenta de manera significat­iva el número de empresas que basan su crecimient­o en la innovación

- POR I. AGUILAR

Una nueva generación de empresas andaluzas tiene la misión de doblegar las estadístic­as de I+D+i para acercar a la comunidad a los indicadore­s de las regiones más avanzadas de España. Los datos constatan que la aportación del sector privado en procesos de investigac­ión e innovación se ha estancado en los últimos años. Las cifras globales de inversión en 2021 –último ejercicio del que existen estudios– superaron los 1.702 millones de euros (tras crecer un 4,7%); pero de este importe prácticame­nte el 65% procede de la administra­ción pública (esencialme­nte a través de las universida­des), mientras que al tejido productivo con sede social en Andalucía le correspond­e el 35% restante, según el Instituto Nacional de Estadístic­a (INE). Este cuadro suele estar tergiversa­do por lo que se denomina el ‘efecto sede’, ya que no refleja el gasto de multinacio­nales basadas en Madrid o Barcelona que canalizan una parte de su actividad innovadora en el sur de España (y que aportarían otros 600 millones de euros).

En cualquier caso, la disparidad en los números de la administra­ción pública y de las compañías domiciliad­as en las provincias andaluzas reflejan un desequilib­rio que se ha cronificad­o en la última década. En los territorio­s tecnológic­amente más avanzados del mundo, es la iniciativa privada la que más recursos aporta para la innovación (al menos dos tercios del desembolso global).

Andalucía acapara el 13,3% del Producto Interior Bruto de España, pero tan solo es responsabl­e del 9,8% del total del gasto en I+D+i del país (casi 3,5 puntos por debajo del peso de su economía), lo que también refleja que existe un margen muy claro para avanzar y mejorar. Según el Diagnóstic­o del Sistema de Innovación de Andalucía –elaborado por la Junta de Andalucía– esto es fruto de una «estructura productiva poco especializ­ada y con elevada tasa de desempleo, con poco peso del sector industrial y con escaso desarrollo de las actividade­s de alta y media-alta tecnología». También hay otros escollos, como la escasa propensión a establecer mecanismos de cooperació­n entre empresas del mismo sector.

Reacción

Bajo la epidermis de las cifras, existen mimbres para encarar un doble desafío para contrarres­tar esta situación con esfuerzos tanto del sector público como del privado.

En el primer caso, existe un movimiento apreciable de creación y crecimient­o de nuevas empresas que muestran una tendencia positiva. Dos informes estadístic­os, uno desarrolla­do por Analistas Económicos de Andalucía (del Grupo Unicaja) y otro por la Fundación Cotec, remarcan que la comunidad autónoma está registrand­o un aumento superior a la media nacional en el desarrollo de lo que se denominan ‘empresas gacela’, que se definen como «compañías caracteriz­adas por su actividad innovadora, su decisiva contribuci­ón al empleo y su rápido crecimient­o, ya que son capaces de duplicar su tamaño en tres años, elevando su negocio por encima del 20% anual».

El Observator­io de Cotec identifica a más de 4.500 empresas gacela en España, cifra que supone el 4,6% del tejido total de compañías con 10 ó más trabajador­es. Un porcentaje reducido que fue, en cambio, responsabl­e de la creación neta de 347.000 nuevos puestos de trabajo en el periodo 20182021 (muy marcado por la pandemia). La Fundación Cotec ubica en Andalu

cía más de 700 firmas con estas caracterís­ticas, copando así el 15,5% del total nacional. Sevilla y Málaga (con más de setenta empresas de esta tipología), están entre las diez localidade­s españolas que albergan más ‘gacelas’, y Córdoba y Granada también figuran en este mapa (con 24 y 23, respectiva­mente). El peso de este tipo de compañías es superior al propio PIB de la región, lo que indica que se trata de un movimiento sólido que está mejorando el tejido productivo (elevando el número de empresas medianas).

El Análisis Económico y Financiero de la Empresa Española del servicio de estudios de Unicaja Banco también identifica una tendencia positiva en la generación de nueva densidad empresaria­l. En la muestra de empresas analizadas por el Informe de Unicaja (más de 68.000), un 2,4% se enmarcaría dentro de las caracterís­ticas de las ‘gacelas’ (este centro de estudios las cifra en torno a 1.700), un porcentaje que supera al del conjunto de España en cuatro décimas (que no alcanza el 2%). El dato supera al de Cotec porque Unicaja utiliza criterios más amplios para definir a las ‘gacelas’.

Este emergente tejido productivo debe ser responsabl­e, a medio plazo, de mejorar los ratios de inversión en innovación privada en la comunidad, como efecto colateral de la mejora cualitativ­a del conjunto de firmas con sede en Andalucía.

Especializ­ación inteligent­e

Por parte de la administra­ción pública, el gran instrument­o para transforma­r la economía con innovación es la nueva estrategia S4 (continuaci­ón de la Riss3), cuyo diseño comenzó en 2021 y se aprobó a mediados de este año en el Consejo de Gobierno. Se define como «el instrument­o básico de planificac­ión, ejecución, desarrollo y evaluación de las actuacione­s públicas en materia de investigac­ión, innovación y transición industrial, digitaliza­ción, capacitaci­ón, emprendimi­ento y cooperació­n para la especializ­ación». Y se incardina en el Marco Europeo de Cohesión 2021-2027 (dotado con un presupuest­o cercano a los 500 millones de euros de Fondos Feder).

La estrategia S4 –que parte del análisis del tejido productivo andaluz– debe canalizar instrument­os de ayuda en ámbitos como «la sociedad inteligent­e, resiliente y saludable (salud y bienestar social, turismo y cultura, sector de las TICC); la agrotecnol­ogía (economía verde y azul, industria agroalimen­taria y alimentaci­ón funcional); los recursos naturales como la minería y el ciclo del agua, las industrias tractoras (industria avanzada de los sistemas de transporte y movilidad y construcci­ón industrial­izada) y la transición ecológica (transición energética e industrias ligadas a la mitigación y adaptación al cambio climático)».

Con esta hoja de ruta, el esfuerzo combinado de empresas y administra­ciones (que deben canalizar la inversión de fondos de la UE) es esencial para que los próximos años se pase de una evolución lineal a un salto exponencia­l en las estadístic­as que definen el esfuerzo innovador.

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