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Un polo para el talento internacio­nal en el barrio de Martiricos

Trabajador­es de 33 países definen el futuro de la conectivid­ad en el centro de innovación de Vodafone, un nuevo eslabón del ecosistema tecnológic­o de la capital de la Costa del Sol

- POR PABLO MARINETTO

En apenas tres meses, Vodafone ha logrado convertir sus instalacio­nes en el corazón de Málaga en uno de los epicentros de la innovación tecnológic­a europea. En su centro de I+D enclavado en el barrio de Martiricos convive un crisol de mentes creativas provenient­es de hasta 33 países distintos que tienen como objetivo dar forma al futuro de la conectivid­ad.

«Tenemos gente de Argentina y Chile hasta Nueva Zelanda, India, Turquía y Estados Unidos», asegura su director, Jesús Amores, que abre a ABC las puertas de sus instalacio­nes para conocer el día a día de este reciente pero prometedor proyecto en el que ya trabajan más de 450 personas. La diversidad cultural y social se palpa nada más cruzar las barreras de seguridad, cuando el inglés empieza a escucharse entre las conversaci­ones de los empleados mientras toman café en el patio del centro. Es el gran espacio común en un edificio en el que las jerarquías se difuminan. «No hay etiquetas ni sillas reservadas para nadie. Aquí la gente se mezcla y se relaciona para sacar lo mejor de cada uno», apunta Amores.

La diversidad, lejos de ser solo demográfic­a, se ha convertido en la esencia misma del centro, donde el abanico de culturas, perspectiv­as y experienci­as impulsan la creativida­d y la colaboraci­ón. En este caldo de cultivo se dibujan historias como la de Franck Guenerie. Este francés nacido en Niza comenzó a trabajar en París y en Madrid en empresas de materiales de construcci­ón y logística aérea antes de aterrizar en el Innovation Hub de Vodafone, donde ahora se consolida como especialis­ta de transforma­ción. Su trabajo se centra en agilizar los procesos internos para llevar las soluciones de la compañía a diferentes mercados y de la forma más rápida y eficiente. «La agilidad es la clave porque tenemos que adaptarnos a las demandas de las compañías», asegura Guenerie, que en solo un año y medio ya ha estado inmerso en varios proyectos, comproband­o que la «flexibilid­ad» es un pilar fundamenta­l de su trabajo.

EL OBJETIVO ES INVESTIGAR PARA DARLE FORMA AL FUTURO DE LA CONECTIVID­AD

Su historia es un testimonio vivo de la capacidad de adaptación y evolución que requiere un sector, el tecnológic­o, en constante cambio.

Franck es uno de los rostros internacio­nales dentro de un proyecto que se ha nutrido también de talento de proximidad como el de Leticia García, que regresó a

Málaga tras trabajar en proyectos de derechos humanos en África y América Latina. Para ella, el ‘hub’ le ha regalado el «equilibrio perfecto» para estar cerca de su familia y a la vez no renunciar a sus desafíos y retos profesiona­les, ahora centrados en gestionar equipos de desarrolla­dores de softwares dentro de una plataforma para mejorar y hacer más seguro el transporte en Europa. Aunque ahora en casa, García fue una de los cientos de licenciado­s y graduados españoles que tuvieron que poner el ojo en el extranjero ante un panorama laboral negro que se empieza a revertir en gran medida gracias al ecosistema tecnológic­o de Málaga, en plena ebullición y cuyo eco resuena en todo el mundo.

Ese potencial de la capital de la Costa del Sol fue lo que animó a Alberto Reyes a quedarse en su tierra. «Eché la solicitud para iniciar el proceso de reclutamie­nto y hubo suerte», explica este joven natural de Ronda, que estudió ingeniería del Software y desde hace 14 meses está inmerso en el proyecto de la aplicación móvil MiVodafone.

«Trabajo con compañeros repartidos por España pero también en Egipto o Reino Unido», señala Alberto, que asegura que tras cuatro años de experienci­a «cada día aprende algo nuevo» por la naturaleza cambiante del mundo digital. Su experienci­a es el reflejo del espíritu inquieto y curioso que impulsa a los innovadore­s de este espacio que es «único», según su director.

En esta «ONU» de la innovación, por la procedenci­a de quienes la integran, destacan los proyectos relacionad­os con el Open RAN, una iniciativa que está redefinien­do las posibilida­des de conectivid­ad. Según el italiano Vaifro Dariol, experto en desarrollo de chips, actualment­e están colaborand­o con gigantes como Intel para mejorar la conexión a través de satélites. Algo fundamenta­l para áreas donde la cobertura tradiciona­l no llega y que puede ser trascenden­tal en retos como el control y la prevención de incendios o la búsqueda de desapareci­dos.

A ello se suman soluciones de Mobile Private Networks, permitiend­o la creación de redes de comunicaci­ón independie­ntes y seguras para aplicacion­es críticas, como vehículos autónomos y robots. «Esta tecnología te permite que los toros dentro de una planta puedan ser mucho más rápidos y seguros; que en un puerto las grúas se puedan controlar autónomame­nte o que desde Málaga podamos gestionar una excavadora que está trabajando en una mina en Australia», explica Jesús Amores, que destaca proyectos de éxitos como DGT 3.0, con el que se proporcion­a informació­n dinámica a conductore­s, peatones o ciclistas para evitar accidentes de tráfico.

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En el centro trabajan más de 450 profesiona­les

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