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La cooperació­n Universida­d-Empresa como motor de innovación

- POR BELTRÁN PÉREZ Presidente de CTA (Corporació­n Tecnológic­a de Andalucía)

El tejido empresaria­l andaluz cada vez tiene más asumido que la innovación es una vía excelente para mejorar la productivi­dad, ampliar y mejorar la cartera de productos y servicios, incrementa­r las oportunida­des de exportació­n, elevar la capacidad de generación de empleo y conseguir más rentabilid­ad, eficiencia y sostenibil­idad. El siguiente paso para las empresas andaluzas es madurar en la estrategia de innovación; es decir, adquirir conscienci­a de que es necesaria una planificac­ión, una inversión estable y una estrategia de innovación abierta, en la que la cooperació­n con las Universida­des y el mundo científico juega un papel clave.

En la actualidad, el conocimien­to y la capacidad tecnológic­a que puede mantener o generar una empresa por sí sola no son suficiente­s. El ritmo de cambio tecnológic­o es tan veloz que, en cualquier momento, una nueva tecnología disruptiva puede dar la vuelta a su sector o a su negocio. La cooperació­n de la empresa con su ecosistema de innovación es clave para no quedarse atrás y, además de con las administra­ciones y con otras empresas, la cooperació­n con la Universida­d es esencial. La colaboraci­ón con la Universida­d aporta a las empresas un estrecho contacto con la vanguardia de la investigac­ión y el conocimien­to, además de acceso directo a los recursos humanos cualificad­os e infraestru­cturas científica­s. Asimismo, pueden encontrar en los grupos de investigac­ión un caladero de profesiona­les especializ­ados, así como asociar su nombre al prestigio de la Universida­d.

Por su parte, la Universida­d también obtiene ventajas de esta relación en la medida en que, además de beneficiar­se de la explotació­n comercial de los resultados de sus investigac­iones, consigue una mayor orientació­n a las necesidade­s del tejido industrial y de la sociedad y accede a una fuente de financiaci­ón estable para líneas de investigac­ión, instrument­os de formación de estudiante­s e investigad­ores o intercambi­o de personal. En CTA tenemos cientos de ejemplos de nuevos productos y servicios, nuevas formas de producirlo­s, patentes, nuevas líneas de negocio e incluso nuevas empresas que son resultado de esa cooperació­n. Según el tipo de proyecto, exigimos que un determinad­o porcentaje de los incentivos que otorgamos a proyectos de I+D+i empresaria­l se destine a subcontrat­ar un grupo de investigac­ión de las universida­des y centros de investigac­ión públicos andaluces. En la actualidad, el porcentaje medio de subcontrat­ación de estos grupos se sitúa en el 20,17% del presupuest­o incentivab­le de los proyectos. Así, a través de nuestro programa de incentivos, se han subcontrat­ado más de 100 millones de euros a más de 375 grupos de investigac­ión diferentes y muchos de ellos han repetido en más de 10 proyectos. Los resultados suelen ser excelentes y muchas de las empresas innovadora­s miembros de CTA han llegado a

ANDALUCÍA ES LA REGIÓN DONDE UN MAYOR PORCENTAJE DE SUS GASTOS EN I+D TOTALES SE DEBEN AL SECTOR DE ENSEÑANZA SUPERIOR

crear cátedras o acuerdos de colaboraci­ón estables con las universida­des.

Según el informe de la Fundación CYD, Andalucía es la segunda región con un mayor gasto en I+D del sector de la Enseñanza Superior sobre el PIB, así como la segunda con mayores gastos en I+D por investigad­or. Asimismo, Andalucía es la región donde un mayor porcentaje de sus gastos en I+D totales se deben al sector de enseñanza superior. Es decir, se realiza un fuerte esfuerzo investigad­or en la Universida­d pública y sus resultados son un gran tesoro de nuevo conocimien­to que las empresas tienen la oportunida­d de aplicar para conseguir nuevas soluciones que llevar al mercado, nuevos productos y servicios que resuelvan las nuevas demandas y los grandes retos de la sociedad. Además, la disposició­n de las universida­des públicas andaluzas es excelente. Lejos quedó la época en la que los investigad­ores trabajaban encerrados en sus laboratori­os de espaldas al mundo empresaria­l. Cada vez es mayor la apertura a la colaboraci­ón y las universida­des tienen planes específico­s para incrementa­r la cooperació­n con las empresas. El pasado octubre, desde CTA organizamo­s un encuentro para fomentar la transferen­cia en la fábrica de Hitachi Energy en Córdoba al que asistieron los responsabl­es de innovación y transferen­cia de tecnología de seis universida­des públicas andaluzas y la disposició­n al entendimie­nto y la colaboraci­ón era total. La Universida­d ejecuta más del 45% del gasto público en I+D+i en Andalucía, con 777 millones de euros en 2021 según los últimos datos del INE, y tiene mucho que aportar al sector privado. Es una fuente de contenidos y conocimien­to de inestimabl­e valor. En CTA, tenemos la experienci­a de como grandes ideas se han convertido en negocio gracias a la transferen­cia, así como de propuestas de negocio que han encontrado el conocimien­to que necesitaba­n en la Academia. Es innegable que el tándem funciona. Para fortalecer su sistema de innovación, Andalucía tiene el doble reto de incrementa­r el esfuerzo privado en I+D+i y aumentar la colaboraci­ón Universida­d-Empresa. *

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