ABC (Galicia)

FEIJÓO RENUNCIA A LIDERAR EL PP Y APUESTA POR UNA RENOVACIÓN RADICAL

El presidente de la Xunta, que tenía la decisión tomada hace semanas y no ha cedido a las presiones internas, cree que el partido necesita caras nuevas

- MARIANO CALLEJA /JOSÉ LUIS JIMÉNEZ MADRID / SANTIAGO

Alberto Núñez Feijóo dijo ayer «no» al Partido Popular. El presidente de la Xunta de Galicia organizó un acto de partido en Santiago para tratar de explicar su portazo, que cayó como un auténtico jarro de agua fría en muchos sectores del PP, que veían al político gallego como el líder apropiado para ocupar el vacío dejado por Rajoy e intentar volver a La Moncloa. Feijóo ha sido el primero de los pesos pesados populares en desvelar su intención, y de paso en dejar abierta una enorme incertidum­bre en el partido.

El presidente autonómico gallego esperó hasta las ocho de la tarde de ayer para autodescar­tarse, a pesar de estar situado en la primera posición en las encuestas publicadas y ser el favorito en todas las quinielas. «No puedo fallar a los gallegos porque sería también fallarme a mí mismo», explicó un emocionado Feijóo en su discurso ante los dirigentes del PP gallego en el jardín de un hotel en Santiago, en el acto que convocó a última hora.

Lo que para muchos fue una sorpresa mayúscula, para Feijóo fue anunciar una decisión que, según pudo saber ABC, tenía tomada desde el primer día. Sin embargo, estos días han sido de enorme esfuerzo para aguantar la presión que sobre él ha intentado ejercer todo el partido, que veía en él un candidato idóneo. Según su círculo más próximo, Feijóo no creía en romper su compromiso de agotar el mandato. De ahí que con insistenci­a recordara ayer su vínculo con Galicia hasta 2020, fecha en que pueden extinguirs­e las legislatur­as estatal y gallega. Y liberado de su palabra, cualquier escenario sería factible. Literalmen­te, cualquiera: salto a Madrid, un cuarto mandato gallego o el abandono de la política.

El juego «sucio»

Feijóo estaba avalado por tres mayorías absolutas en Galicia, y por ser ajeno al pasado de corrupción dentro del partido. La única sombra que podía tener eran unas fotos junto al narcotrafi­cante Dorado. Muchos en el PP sospecharo­n siempre que esas imágenes se filtraron desde dentro del partido. «Fuego amigo», susurraban algunos. La lucha cainita que se vislumbrab­a en el partido en las próximas semanas, hasta el congreso extraordin­ario de los días 20 y 21 de julio, hacía temer que la batalla derivara en juego sucio, y al final quedara seriamente dañado el partido.

«Caída» la ficha de Feijóo, antes incluso de empezar el juego, las miradas se sitúan ahora en las otras dos grandes favoritas. Hoy por la mañana, a partir de las once, será la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, quien desvelará sus intencione­s, en la Junta Directiva regional de los populares de Castilla-La Mancha, en Toledo. La tercera de las favoritas, Soraya Sáenz de Santamaría, mantiene un férreo silencio, sin dar pistas sobre su futuro, tras dos semanas en las que ha pasado de golpe a un segundo plano, y en las que ha podido medir sus fuerzas reales frente a sus posibles contrincan­tes. En su equipo creen que la exvicepres­identa, que no ocupa ningún puesto directivo en el partido y no puede usarlo como plataforma de lanzamient­o, tiene «más fuerza» entre los electores que la reflejada en las encuestas. El «no» de Feijóo mejora ahora su situación de salida.

Desde segunda fila

El plazo oficial para presentar las candidatur­as empezó ayer, a las doce horas, y acabará mañana, a las dos de la

tarde. La negativa de Feijóo a presentars­e como aspirante a la presidenci­a del PP incrementó la preocupaci­ón entre los populares, alarmados ya por el vacío de liderazgo, sin que se conozca todavía un candidato de los que están en primera fila. Ante la ausencia de los pesos pesados, sus segundos espadas toman posiciones.

Pablo Casado fue el primero en dar la campanada ayer, al anunciar por sorpresa, vía Twitter, que presentaba su candidatur­a. Unos minutos antes de abrirse el «registro» de candidatur­as con sus cien avales mínimos correspond­ientes, Casado comparecía justo a la puerta de la sede de Génova para mostrar su orgullo por las siglas del partido, incluso por el edificio que algunos consideran ya «maldito». «Yo sí doy la cara, yo sí quiero presidir el PP», subrayó Casado, quien apenas tres días antes confirmó a ABC que no presentarí­a su candidatur­a. ¿Qué cambió el fin de semana? Según explicó, reflexionó tras hablar con su familia, pero también le llevó a dar un paso adelante el ver cómo los pesos pesados no lo daban. «No podemos seguir arrastrand­o los pies toda una semana para pensar quién quiere liderar el partido», avisó por la mañana, como previendo el futuro inmediato que se avecinaba.

El vicesecret­ario de Comunicaci­ón del Partido Popular, de 37 años, mostró su «absoluta tranquilid­ad» por las investigac­iones sobre sus estudios de posgrado, justo ayer, cuando la juez solicitó al Congreso que acreditara su condición de diputado, como posible paso previo para enviar al Tribunal Supremo toda la investigac­ión del caso.

Casado admitió que antes de presentar su candidatur­a había hablado con Mariano Rajoy, con la secretaria general del PP y con buena parte de la dirección del partido. Algunas fuentes del PP señalaron que detrás de su candidatur­a podrían estar sectores próximos a Aznar, de quien fue director de gabinete cuando este era presidente del partido.

Pero la opción de Casado, dirigente político que forma parte del «aparato» actual del partido, podría ser también la manera que ha encontrado Génova de defender su legado frente a los candidatos más críticos, y también de oponer resistenci­a a la que ha sido, y es, una de las principale­s rivales internas de María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, cuya candidatur­a se allanó tras el rechazo de Feijóo.

La carta de Margallo

En esa lucha interna participar­á el exministro José Manuel García-Margallo, quien confirmó a ABC que está dispuesto a llegar hasta el final. Margallo ha moderado sus ataques a Santamaría, pero en los últimos días no ha dudado en apuntar a la vicepresid­enta como su principal adversaria dentro del partido. De hecho, Margallo avisó desde el primer momento de que solo se presentarí­a si Santamaría quedaba como aspirante en la carrera por la sucesión.

Por la tarde se presentó en Génova, 13 otro de los candidatos «alternativ­os». En este caso es un militante crítico, antiguo presidente de Nuevas Generacion­es del PP valenciano. José Luis Bayo busca su dosis de protagonis­mo en el debate para reclamar una renovación profunda, tanto en las reglas democrátic­as internas como en el fondo.

El portavoz de Exteriores del Grupo Popular, el diplomátic­o José Ramón García Hernández, completa el cartel, al menos hasta última hora de ayer. Como Pablo Casado, es diputado por la provincia de Ávila. Quiere centrarse en el debate de las ideas, para recuperar los principios tradiciona­les del centro derecha que, según algunos sectores, ha perdido el PP en los últimos tiempos.

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Feijóo es aplaudido por su equipo después de anunciar que seguirá al frente de la Xunta para «no fallar a los gallegos»
 ??  ?? Núñez Feijóo saluda a los integrante­s de la Junta Directiva regional del PP gallego acompañado por los presidente­s provincial­es del partido (Elena Candia, izquierda; Diego Calvo, y Alfonso Rueda, derecha) y su secretario general, Miguel Tellado (centro).
Núñez Feijóo saluda a los integrante­s de la Junta Directiva regional del PP gallego acompañado por los presidente­s provincial­es del partido (Elena Candia, izquierda; Diego Calvo, y Alfonso Rueda, derecha) y su secretario general, Miguel Tellado (centro).
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MIUGEL MUÑIZ

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