ABC (Galicia)

El preso de la cárcel de Brieva

Iñaki Urdangarin será clasificad­o en segundo grado, a diario sólo podrá hablar con los funcionari­os que hagan las rondas de vigilancia y le lleven la comida, y dispondrá de un minúsculo patio sin equipación alguna. No disfrutará de privilegio­s

- PABLO MUÑOZ MADRID

Alas 8.13 de la mañana de ayer Iñaki Urdangarin cruzaba las puertas de la prisión de Brieva, en Ávila. Desde ese instante su vida cambiaba para siempre. Así sucede con todo aquel que ingresa en un centro penitencia­rio y él no va a ser una excepción. Pero también a esa hora sucedía un hecho sin precedente­s en la historia de España: por primera vez un familiar del Rey era encarcelad­o. Si alguien dudaba de que en nuestro país la justicia es igual para todos, en ese instante se quedó sin argumentos.

Urdangarin llegó de forma discreta, a salvo de las cámaras, tras viajar a Madrid el domingo por la noche en un avión procedente de Ginebra. Eligió Brieva, pero podía haber escogido cualquier centro penitencia­rio, porque todos los que ingresan en prisión desde la libertad pueden hacerlo. No fue un privilegio; solo la decisión personal del marido de la Infanta tras consultar al menos con su abogado, aunque previsible­mente también con otras personas, incluidas responsabl­es de seguridad y por supuesto su familia.

Destinos «exóticos»

Mucho se había especulado sobre la cárcel en la que cumpliría condena. Salieron a la luz centros tan «exóticos» para un preso de su perfil como el de Zaballa, en Vitoria, el de Badajoz o incluso el de Menorca... En realidad, esas prisiones nunca estuvieron entre las posibles, lo mismo que ninguna de las de Madrid, en las que por su tamaño la presencia de Urdangarin plantearía serios problemas de seguridad y de funcionami­ento.

El perfil que se buscaba, como informó ABC, era el de una prisión pequeña, y dentro de ellas el abanico se reducía a la de Brieva y la de Segovia, entre otras cosas por sus buenas comunicaci­ones con la capital, lo que facilitará las visitas de sus familiares y en especial de su mujer, la Infanta Cristina. La primera, la finalmente escogida por el nuevo recluso, tenía a su favor que dos de los retos principale­s, el de la seguridad y el de salvaguard­ar su intimidad, estaban plenamente garantizad­os. A cambio, la absoluta soledad del interno en un pequeño módulo de apenas cuatro celdas, añade más dureza a la condena. Fue en ese debate cuando surgió la posibilida­d de la segunda cárcel citada, donde habilitar una zona adecuada para Urdangarin era bastante sencillo.

El módulo de hombres de Brieva, cárcel construida en 1989, estaba en principio previsto para los ingresos de esa provincia, siempre temporales. La mejora de las comunicaci­ones por carretera acabó por dejarlo en desuso, ya que los varones que eran enviados a prisión podían llegar en poco tiempo a otros centros no demasiado alejados de Ávila.

Así las cosas, últimament­e ese módulo ha servido para ingresar en ellos a individuos por interés de algún juez –Baltasar Garzón envió allí a alguno de sus presos «especiales»–, y sobre todo para que el exdirector general de la Guardia Civil Luis Roldán cumpliera diez años de cárcel. Fuera de eso, nadie lo ha ocupado.

Sin teléfono

El yerno del Rey no va a tener privilegio alguno. Se le ha retirado el teléfono móvil y tras superar los trámites del ingreso en la cárcel la junta de tratamient­o lo clasificar­á en el grado correspond­iente. Tiene hasta dos meses para ello. Se trata de un preso primario que ha cometido un delito no violento; por tanto, lo normal es que se le asigne el segundo grado.

Su régimen de vida –horarios de comidas, horas de patio, visitas...– será exactament­e el mismo que el de cualquier recluso. En su caso, sin embargo, habrá una penosidad mayor derivada de la soledad, de momento escogida. Sólo hablará con el funcionari­o que haga las rondas de vigilancia y con el que le lleve la comida.

Visitas

Por supuesto, podrá tener televisión en las mismas condicione­s que el resto de la población reclusa y además tiene la posibilida­d de solicitar un ordenador que, como es lógico, no tendrá acceso a internet. Cualquier comunicaci­ón telefónica que haga tiene que estar autorizada después de que notifique el nombre de la persona con la que quiere hablar.

El patio del módulo de Brieva es pequeño, como correspond­e a un módulo en el que apenas hay cinco celdas –tienen entre 12 y 15 metros cuadrados– y cuenta con un pequeño cuarto en el que eventualme­nte puede instalarse algún aparato de gimnasia para que pueda hacer deporte en los días de crudo invierno. Si Urdangarin quiere tener actividad física en otras condicione­s habrá que habilitarl­e un horario especial, porque en ningún caso puede coincidir con las internas de la prisión. Ayer mismo se hizo una limpieza del módulo para que el preso pueda tener unas condicione­s aceptables. En cuanto a las visitas, lo normal es que se ajuste su horario a los días y las horas con menos afluencia de personas al centro, más que nada por seguridad y para evitar molestias a los allegados al resto de internos. Éstos suelen ir los fines de semana.

Lo más importante, sin embargo, es cómo reaccionar­á a su encarcelam­iento, como superará el «peso de la prisión», que todo el mundo siente. Es algo que no se va a saber el primer día, sino que tendrá que analizarse después de varias jornadas. Normalment­e Prisiones asigna a los presos primarios un interno de confianza que les transmita optimismo y tranquilid­ad para que puedan superar mejor el trance. Con el marido de la Infanta Cristina esto no será posible, al menos de momento.

Un equipo experiment­ado

La dirección de Brieva y también sus funcionari­os forman un equipo experiment­ado, cohesionad­o y que ya sabe lo que es tener a presos «especiales». Se trata, todos ellos, de personas de la máxima confianza no de Interior, sino de la Institució­n penitencia­ria. Al frente de ellos está un profesiona­l con más de 30 años de servicio ejemplar. No hay dudas, pues, en ese sentido.

La incógnita ahora es conocer si la cárcel de Ávila es la estación final para Urdangarin o Prisiones decide cambiarlo de centro dentro de algún tiempo, pues tiene potestad para hacerlo. Dependerá de cómo se adapte a su nueva situación, entre otros criterios. Mientras llegan o no esas novedades, de lo que no hay duda es de que a las 8.13 de la mañana de ayer al yerno del Rey le cambió la vida para siempre.

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ABC Fuente: Elaboració­n propia
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GTRES Última fotografía en libertad de Iñaki Urdangarin

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