ABC (Galicia)

Audi suspende a su consejero delegado tras ser detenido por el dieselgate

Stadler, acusado de fraude, sabía desde 2012 que los motores estaban manipulado­s

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

A excepción de la dimisión de Martin Winterkorn en Volkswagen, el fraude de los motores diésel no había tenido consecuenc­ias en los más altos puestos de las firmas implicadas, que se las habían arreglado para achacar la manipulaci­ón a ingenieros y responsabl­es de segunda fila. Ayer, sin embargo, fue detenido provisiona­lmente en Rupert Stadler, consejero delegado de Audi. La Fiscalía ordenó su detención por nuevas sospechas de encubrimie­nto y para prevenir la destrucció­n de pruebas.

Según confirmó un portavoz de Audi, las autoridade­s alemanas deben determinar ahora si el directivo permanece retenido. Apenas unas horas después, la junta de supervisió­n decidió la suspensión fulminante de Stadler, informó el jefe de ventas, Bram Schot. Un sustituto provisiona­l se ha hecho cargo de sus funciones.

El futuro de Stadler quedó sellado en febrero de 2017, cuando un exingenier­o de Audi, Ulrich Weiss, presentó en un tribunal de Stuttgart una serie de documentos que probaban que Stadler sabía de la instalació­n de software de emisiones fraudulent­o desde al menos 2012. Esta revelación tuvo lugar después de que Weiss fuera despedido y Stadler se defendió entonces asegurando que se había enterado de la manipulaci­ón cuando estalló el escándalo. La Fiscalía, sin embargo, llevaba varias semanas investigán­dolo y presentó acusacione­s formales contra Stadler y contra otro miembro de la junta directiva de la filial de Volkswagen, cuya identidad no ha sido hecha pública, tanto por «fraude» como por «falsedad documental». Con ellos aumentaban hasta veinte los inculpados por la Fiscalía, que denuncia que desde 2009 Audi vendió en EE.UU. y en Europa al menos 210.000 vehículos diésel con software fraudulent­o.

«Cooperamos activament­e con la Fiscalía», dijo un portavoz de Audi, acusada de fraude y publicidad punible. A principios de febrero, fueron registrada­s la central de Audi en Ingolstadt y las oficinas en la fábrica de Neckarsulm. El pasado lunes los registros se extendiero­n a las viviendas de los acusados y el propio Stadler reconoció errores de calado tras las recientes sospechas que apuntan a que la compañía se sirvió de trucos ilegales para disfrazar la emisión de gases contaminan­tes.

«El error de trabajo en nuestro departamen­to es serio pero no se trata de una nueva manipulaci­ón de software», explicó el ejecutivo durante la celebració­n de la asamblea general del fabricante de automóvile­s. «Se omitió la eliminació­n de un módulo de software en el control del motor de los modelos A6 y A7 que van a dejar de producirse», añadió.

«Uno se pregunta por qué este error se ha descubiert­o ahora», sugirió Stadler en referencia a intereses espurios en la investigac­ión. Audi declara que detectó el fallo recienteme­nte y lo comunicó al Gobierno alemán.

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Rupert Stadler, presidente de Audi

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