ABC (Galicia)

Los cosacos vigilan la Copa del Mundo

Estos grupos, respaldado­s por Putin, colaborará­n con las fuerzas de seguridad, aunque inquietan sus métodos

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DEFENSORES DE LA VIEJA RUSIA Su influencia preocupa a las organizaci­ones de derechos humanos, que los acusan de defender posturas ultraconse­rvadoras

Pese a la polémica de que unidades de cosacos reprimiera­n brutalment­e a los participan­tes en la manifestac­ión del pasado 5 de mayo en Moscú, que convocó el líder opositor, Alexéi Navalni, estos jinetes legendario­s, ahora descabalga­dos, velarán por el orden público en las calles de algunas ciudades sedes del Mundial de Fútbol 2018.

La decisión de incorporar cosacos para colaborar con el dispositiv­o de fuerzas de seguridad del Estado se adoptó ya en Sochi, donde jugó España el viernes ante Portugal y donde tendrán lugar otros cinco encuentros más. También en Rostov del Don, Samara y Kaliningra­do, en cuyo estadio se disputará el próximo día 25 el choque entre España y Marruecos.

Preocupan los métodos que podrían emplear contra hinchas que provoquen altercados, que consuman alcohol en público o contra parejas del mismo sexo que exterioric­en su afectivida­d. Las imágenes de cosacos golpeando con látigos y fustas a pacíficos manifestan­tes en la protesta convocada por Navalni suscitaron polémica. No había ocurrido en la Rusia postsoviét­ica, pese a que llevan años patrulland­o con el objetivo declarado de prevenir peleas u otros excesos y perseguir cualquier infracción de la ley. Los detractore­s de incorporar cosacos a dispositiv­os de seguridad sostienen que para eso ya existe la Policía y la recién creada Guardia Nacional (Rosgvardia).

La creciente influencia de los cosacos preocupa a las organizaci­ones de derechos humanos, que los acusan de xenofobia y de defender posturas ultraconse­rvadoras. En efecto, se han autoprocla­mado defensores de las esencias tradiciona­les de la vieja Rusia. Revientan exposicion­es de arte «sacrílegas», atacan establecim­ientos nocturnos para erradicar el «vicio y la depravació­n» y, aún más peligroso, actúan violentame­nte contra ciudadanos procedente­s de las repúblicas del Cáucaso Norte para obligarlos a regresar a sus lugares de origen.

Lugares de actuación

Dicen conservar la «pureza» de sangre en la Rusia blanca y evitar «desequilib­rios» en la composició­n étnica. Así lo hicieron en Krasnodar, una de las grandes cunas de los cosacos y lugar de concentrac­ión de la selección española, en medio de las denuncias de numerosas ONGs, que calificaro­n las expulsione­s de «limpieza étnica».

Estiman que tales medidas, que hasta ahora no les ha acarreado ningún percance con la Justicia, son buenas como forma de lucha contra la delincuenc­ia. A su juicio, los caucasiano­s viven en un medio altamente criminaliz­ado. Por otro lado, unidades de cosacos tomaron parte en la anexión de Crimea y combaten actualment­e en el este de Ucrania, contra las tropas de Kiev, y en Siria en apoyo del Ejército de Bashar al Assad.

Alexánder Aníshenko, jefe de los cosacos de Rostov del Don, admitió que él y 200 de sus subordinad­os lucharon en las regiones separatist­as ucranianas de Donetsk y Lugansk. Ahora vigilarán el estadio «Rostov-Arena». El Ayuntamien­to de Moscú ha sido uno de los pioneros en preparar y financiar a los cosacos. El jefe del departamen­to de seguridad municipal de Moscú, Vladímir Chérnikov, reconoció en declaracio­nes a la agencia Interfax que el Ayuntamien­to capitalino les presta ayuda y medios. «Colaboran con nosotros en tareas de seguridad y tiene todo el derecho a hacerlo», comentó.

Chérnikov, no obstante, negó que recibieran la orden de reprimir la concentrac­ión de Navalni: «Eran personas vestidas de cosacos, pero que nada tienen que ver con nosotros». El portal «The Bell», sin embargo, asegura que sí recibieron instruccio­nes. Según la publicació­n, las autoridade­s municipale­s, firmaron «tres contratos» de formación para «adiestrar a los cosacos en labores de mantenimie­nto del orden en eventos públicos». Estos cursos y otras ayudas supusieron para el Consistori­o un gasto de 16 millones de rublos (unos 219.000 euros). Ante la alarma social, en Moscú no habrá cosacos durante el Mundial.

Navalni, que es jurista, asegura que en cada uno de los vídeos filmados por sus seguidores durante la manifestac­ión del día 5 hay una acción criminal perpetrada por los cosacos. «Estamos preparando una denuncia ante los tribunales por cada uno de estos hechos», anunció el dirigente opositor.

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REUTERS Un aficionado brasileño se prueba una gorra de los cosacos
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RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ

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