La inflación se dispara en Alemania al 2,3%, el máximo desde 2011
El petróleo y sus derivados, culpables de este incremento en septiembre
La tasa de inflación interanual en Alemania subió en septiembre un 2,3%, la subida más fuerte en los últimos siete años. Respecto a agosto, el incremento del IPC alemán en septiembre fue del 0,4% y el principal factor inflacionario lo constituyeron, como en los meses anteriores, los precios de los productos energéticos, que subieron un 7,7% interanual. En agosto, el precio de la energía había subido un 6,9%. En septiembre se encarecieron sobre todo el gasóleo ligero, un 35,6%, y los carburantes, un 13,0%.
En contraste con el fuerte aumento de los precios de los derivados el petróleo, otros productos energéticos subieron de forma más moderada. Así, las tarifas para la calefacción central y urbana crecieron un 2,4%, y la electricidad un 0,9%, mientras que el gas se abarató un 1,5%. Sin tener en cuenta el impacto de la energía, la tasa de inflación se habría situado en septiembre en el 1,6%.
No hay calentamiento
El aumento que no aparece reflejado en esta estadística es el de la vivienda, sobre el que el Gobierno de la gran coalición acaba de legislar un paquete de medidas «ad hoc», pero que aún así no consigue frenar en las grandes ciudades. Pero salvo ese dato y dejando a un lado la energía, los precios alemanes no hablan de calentamiento.
Precisamente esta semana el Gobierno de Berlín ha recortado su previsión de crecimiento para este año medio punto porcentual, hasta el 1,8%, confirmando el frenazo de la tradicional locomotora europea. Las empresas alemanas continúan invirtiendo en maquinaria e instalaciones y las inversiones en el sector de la construcción siguen activas debido a los bajos tipos de interés y la elevada demanda, según ha explicado el ministro de Economía, Peter Altmeier. El desempleo, de hecho, bajará hasta el 5 % en 2019.