«En 2017 el saldo positivo entre lo recaudado por las visitas y los gastos fue de solo 8.000 euros»
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—En esto hubo algún equívoco, al considerar que toda la oferta que se haga de entradas se va a cubrir al cien por cien. Eso es mucho decir, porque nuestra experiencia nos dice que en Santiago no hay siempre una demanda de toda la oferta cultural y las visitas se concentran en cinco o seis meses al año. Pero es que, además, las entradas van de las gratuitas, a dos euros y a diez. En nuestro cálculo lo primero que tenemos que garantizar es hacer viable la visita y que sostengan al personal necesario, tanto del museo como de seguridad. Porque da la impresión de que eso no cuesta nada, y no es así. —Actualmente, con las visitas que tenemos al tesoro, las excavaciones y las cubiertas, la diferencia entre los gastos y los ingresos el año pasado arrojó un saldo positivo de 8.000 euros. Y se logró gracias a donativos de gente que, habiendo visitado el museo, aportó una cantidad. Con las visitas al Pórtico se incrementan los gastos porque hay que generar ese equipo de visitas, entre otras cosas. Además, cualquier gestor de museo sabe que cuando introduce una oferta nueva se hace autocompetencia frente a las otras ofertas que tiene. Con el Pórtico abierto, si una persona, una familia o un grupo deciden hacer una visita, van a seleccionar y no van a verlo todo. El público se suele quedar solo con una parte de la visita. Así que es una por otra. Y el Pórtico restará público a quien fuese a ver, por ejemplo, cubiertas. Es muy difícil que un museo sea rentable, lo que queremos es conseguir que, al menos, se financien aquellos básicos y su entorno, porque el elemento ambiental del Pórtico exige un cuidado primoroso y a detalle.