ABC (Galicia)

POSVERDADE­S

- ALBERTO VARELA Se está produciend­o un coqueteo entre medios serios y patios de vecinos digitales que resulta cuanto menos preocupant­e

ivimos malos tiempos para la verdad. Es cierto que ésta tiene muchas caras, pero el periodismo debe contar las cosas de modo honesto, no coger con pinzas declaracio­nes sueltas para lapidar al adversario político. Profesiona­les correa de los partidos siempre los ha habido, pero con la irrupción de las redes sociales se está produciend­o un coqueteo entre medios serios y patios de vecinos digitales que resulta cuanto menos preocupant­e.

Un ejemplo: el presidente de la Xunta afirma en una entrevista radiofónic­a que no tiene tiempo para ver la televisión, que su agenda se lo impide. Evidenteme­nte eso no es noticia, ni él ni ningún político responsabl­e puede pasarse la tarde tirado en el sofá viendo entretenim­iento. Esa ingenua declaració­n se convierte en un «Núñez Feijóo: no veo la TVG», que en manos de la legión de tuiteros anti-PP se interpreta como «el presidente de la Xunta desprecia la tele autonómica». Posverdad de manual asumida acríticame­nte por quienes se quedan sólo con titulares y no se molestan en profundiza­r un poquito en lo que realmente ocurrió.

Otra muestra la hemos visto esta misma semana. El alcalde de Vilanova, en unas declaracio­nes poco afortunada­s, acusó a la presidenta de la Diputación de Pontevedra de ser la «chacha» de Abel Caballero y explicó después que se refería a que Carmela Silva actúa como «marioneta» del alcalde de Vigo. Esas declaracio­nes se transforma­n en «ataque machista» de un alcalde popular, que le sirve a la propia Diputación para amenazar con denunciar al regidor por «incitación al odio». Qué piel tan fina tienen ahora los que hace sólo unos meses y entre risotadas de los amigotes le decían a la portavoz popular en Vigo —mujer también— «cariño, qué cara de amargada tienes, por qué eres tan infeliz». Aquello formaba parte de la normal lucha política, ahora la posverdad hace pasar al matón por víctima ofendida. Con una diferencia, el alcalde de Vilanova dijo lo que dijo en público mientras Silva acosó a Elena Muñoz porque creía que no saldría la luz. Digan lo que digan las redes sociales, saquen ustedes conclusion­es. Eso sí será verdad.

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