Entrevista
Después de una temporada mala en lo profesional, el castellonense vuelve a latir después del éxito de la Ryder Cup, un torneo que le tiene hechizado
En sus dos décadas como profesional, Sergio García (Borriol, 9 de enero de 1980) ha vivido todo tipo de situaciones. Desde el éxito más rotundo al que puede aspirar un golfista (ganar un major) hasta los momentos más amargos, como los que vivió en 2010 que le llevaron a retirarse temporalmente de los campos. Pero en el global su trayectoria ha sido tan brillante (treinta títulos internacionales y tres cuartas partes de su carrera entre los diez primeros del mundo) que él fue el primer sorprendido por el giro negativo que tomaron las cosas la pasada primavera y que le llevaron a una espiral descendente. Falló ocho cortes en el PGA Tour (entre ellos en los cuatro grandes) y ahora ocupa el puesto 31 del ranking. Afortunadamente, la victoria europea en la pasada Ryder Cup de París borró de la pizarra los malos recuerdos y el castellonense vuelve a mirar el futuro con optimismo. Así se lo reconoce a ABC en Valderrama, donde su Fundación organiza el Valderrama Masters que comienza mañana. —Mucha, y no solo en lo personal, sino también en lo colectivo. Fue una semana increíble, muy disputada y en la que probablemente muy poca gente daba un duro por nosotros. Fuimos capaces de volver a demostrar lo fuertes que somos como jugadores y como grupo y estoy muy contento de cómo fue todo. ma- —Ya habrá años para que formemos pareja. No lo eché de menos en París (y no porque no me vea jugando con él, que me encantaría porque es un jugadorazo), es que la virtud del equipo europeo es que teníamos tantas posibilidades que me veía jugando con cualquiera. Con quien me hubiera dicho Thomas Bjorn, habría estado encantado. Nos llevamos todos tan bien que no había problema, había muchas posibilidades y así se reflejó en el resultado.
Una temporada complicada
El éxito parisino, no obstante, no puede hacer olvidar de golpe lo que ha sucedido en los últimos meses. Unos momentos en los que no conseguía los resultados apetecidos en los torneos y que se traslucían en un agriamiento de su carácter. Sin embargo, el castellonense no considera que los roces que ha tenido con espectadores o medios de comunicación hayan mermado su prestigio. «En absoluto, no hay más que ver cómo me quiere la gente y el apoyo popular que tengo –respon-