Sin oposición interna
Tras ganar las primarias, construyó un PSOE donde no se pudo articular un movimiento de oposición car el apoyo independentista. Su defenestración en octubre de 2016 en aquel Comité Federal lo cambió todo.
Tras dejar su escaño en el Congreso reaparecía en La Sexta en una entrevista: «No estoy muerto, aquí sigo». Nadie lo creyó. Pero ese día Sánchez estaba madurando su vuelta, y anunciando la enmienda de sus principios, o al menos a las posiciones hasta entonces mantenidas. El camino que le ha llevado a la presidencia: «Me equivoqué al tachar a Podemos de populista» . «El PSOE tiene que trabajar de tú a tú con Podemos». Primer paso. «España es una nación de naciones». «Cataluña y Euskadi son naciones dentro de España».
Giro a la izquierda. Y adiós al candidato que había aparecido con la enorme bandera de España en su proclamación como candidato a la presidencia (junio de 2015) y pactado después con Albert Rivera. En su carrera por recuperar la secretaría general todo fue muy simbólico, con La Internacional y el puño en alto para cerrar los actos. Pero lo más relevante de su programa por recuperar Ferraz fue que incluyó la apuesta por una reforma constitucional para «perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado apuntado en el artículo 2 de la Constitución».
Plurinacionalidad y 155
Tras recuperar Ferraz la plurinacionalidad tardó poco en salir de los discursos del secretario general. Pocos meses después de recuperar el puesto y entre sumas cautelas y patinazos de sus portavoces Sánchez empezaba a negociar con Mariano Rajoy el cómo, cuándo y el cuánto de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Sánchez se enfundó ese traje y lo lució un tiempo, explayándose contra Quim Torra de un modo que ni Rajoy lo hacía. 21 de mayo de 2018. Apenas una semana antes de plantear la moción de censura: «Torra no es más que un racista al frente de la Generalitat de Cataluña. Tan ultraconservadores y racistas son las declaraciones de VOX como las declaraciones y escritos de Torra» . En aquella rueda de prensa en Ferraz se le preguntó por la eventual aplicación de un nuevo artículo 155: «Todos los escenarios están encima de la mesa», aseguró. Y fue más lejos al asegurar que «el objetivo y la naturaleza será diferente», apuntando a una mayor extensión y dureza.
Apenas diez días después, en su discurso durante la moción de censura, todo había cambiado y Sánchez cuestionaba «la tentación en la que siempre ha incurrido la derecha española de hacer del debate territorial un campo de batalla en el que dirimir intereses partidistas y electorales». Proponía como pilar de su Gobierno «restablecer los puentes con todas y cada una de las comunidades autónomas, y sentar las bases que nos permitan normalizar las relaciones e iniciar el dialogo entre el Gobierno de España y el nuevo Govern de Cataluña».
El resto es historia. Pedro Sánchez alcanzó el Gobierno de España de la mano de Podemos, el PNV y el independentismo catalán. La operación que menos de dos años antes, más bien solo su posibilidad, había movido al aparato del PSOE a forzar su salida. Pero tras su victoria en las primarias el nuevo PSOE que ha construido Pedro Sánchez es muy diferente. Sin que pueda articularse ningún movimiento de oposición. En menos de cinco años Sánchez ha ido y ha vuelto. Primero fue el candidato moderado, luego el que apostaba por pactar con Podemos, más tarde el que hacía bandera del 155 y poco después el que accede al Gobierno dependiendo del voto de los independentistas y deja abierta la puerta a la concesión de los indultos que hace un año despreciaban.
La pregunta parece evidente y es legítima. ¿Volverá Sánchez a cambiar si es preciso? Quienes le conocen aseguran que el tablero político se ha reposicionado de tal modo que la única opción es la del Gobierno de izquierdas. ¿Pero qué sucederá si tras las elecciones generales, como apuntan las encuestas, es la suma con Ciudadanos la que le da de modo más sencillo una mayoría absoluta? Ni Sánchez ni Rivera han mostrado hasta ahora problema en cambiar de opinión si era preciso.