Desacuerdo en el PSOE sobre apoyarse en Ciudadanos o cargar contra Rivera
∑Los presidentes autonómicos quieren mantener su poder gracias a Cs, pero Sánchez ha ordenado intensificar los ataques contra Albert Rivera
Desde el otoño de 2017 el PSOE inició una campaña para «derechizar» a Ciudadanos y asociarlo cada vez más al PP. La motivación de esta estrategia se encuentra en unos sondeos que de manera repetida desde 2015 vienen demostrando que los socialistas tienen fugas de voto hacia la formación de Albert Rivera.
Aunque esa brecha pareció contenerse con la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy y la llegada de Pedro Sánchez al poder, la asociación de este con los independentistas reabrió esas transferencias. Todos los sondeos que ofrecen variables con recuerdo de voto manifiestan que Rivera le gana más papeletas a Sánchez que viceversa.
Y eso es así pese a que la campaña de los socialistas ha tenido éxito en términos de percepción pública. Barómetro a barómetro el CIS ha ido reflejando que los españoles sitúan cada vez más a Ciudadanos a la derecha de la escala ideológica.
Aunque en el último barómetro tanto Ciudadanos como el Partido Popular han moderado levemente sus posiciones. La aparición de Vox, aunque el PSOE trabaja decididamente por empujar a Casado y Rivera, puede tener el efecto de recolocar a todos los actores en el escenario ideológico.
En Cs por ejemplo están convencidos de que con cinco actores en el tablero será mucho más sencillo para ellos ubicarse en el centro, aunque tampoco se niega que Vox les suponga un problema y un freno para llegar a un voto descontento del PP que antes veía en Albert Rivera su única alternativa.
Y en ese intento Ciudadanos, al contrario que el PP, ha rechazado que el modelo andaluz sea el idóneo para las alianzas en el mes de mayo tras las elecciones municipales y autonómicas.
Acuerdos con el PSOE
Abre así la puerta a la posibilidad de alcanzar acuerdos con el PSOE para gobernar. Y ahí los barones más críticos con los nacionalismos y lejanos a Pedro Sánchez son, por este orden, los predilectos para un pacto: Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Javier Lambán (Aragón) y Guillermo Fernández Vara (Extremadura).
La joya de la corona de esta estrategia, porque además podrían vender un discurso de «cambio», sería Ángel Gabilondo en la Comunidad de Madrid. Un perfil con el que Cs no tendría ningún problema para gobernar conjuntamente.
Esta realidad está encima de la mesa y supone una disyuntiva para el PSOE. Por el momento Sánchez ha optado por intentar seguir desgastando a Ciudadanos e intentar penetrar en su electorado. En la reunión del pasado lunes de la Ejecutiva Federal, Pedro Sánchez manifestó a los suyos que se dan las circunstancias para «incrementar la presión» sobre Ciudadanos tras la operación andaluza que los asocia, aunque Rivera quiera conjurarlo, inevitablemente con Vox.
Mientras, los barones ofrecen una posición contemplativa y han evitado ataques directos a Rivera. Hace no mucho García Page manifestaba en una entrevista que Rivera podría ser perfectamente del PSOE «al menos del PSOE al que yo me afilié». El comentario indignó a los dirigentes más sanchistas, los conocidos ya como «más pedristas que Pedro», que siguen teniendo como objetivo último completar la victoria en las primarias con un relevo en esas federaciones.
A esa declaración de Page tuvo que responder el secretario de Organización, José Luis Ábalos. Y eso que es él el verdadero hilo que los barones tienen con Ferraz. «No sé cuándo se afilió Page. En la época en la que yo me afilié, no podría haber estado Rivera. No hubiera estado», respondió Ábalos.
Mantener la tensión con Cs
Ante la decisión de Pedro Sánchez de mantener la tensión con Ciudadanos responden bien varios perfiles de la Ejecutiva socialista encabezados por la vicesecretaria general, Adriana Lastra, pero también Beatriz Corredor u Odón Elorza, que no están dudando en vincular a Ciuda-