∑Alejados de las intrigas de partido y del lenguaje políticamente correcto, los deportistas se lanzan al servicio público con un perfil diferente
Desde tiempo inmemorial, deporte y política parecían destinados a vivir separados como aceite y agua irreconciliables. Dos mundos opuestos, sin posibilidad de conexión. Como un desafío sideral se entendió el registro de Jesse Owens en los Juegos de 1936, cuatro oros que desnudaron la teórica supremacía de la raza aria que proclamaba Hitler. En 1968 la irrupción en el podio de los Juegos de México de dos atletas estadounidenses, Tommie Smith y John Carlos, alzando el puño con un guante negro en favor de los derechos civiles de los afroamericanos fue un símbolo que aún perdura. En otra dimensión, Rafa Nadal pidió elecciones y el derecho a votar tras la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa. Es conocida la postura separatista de Guardiola. O la visión patriótica del futbolista Salva Ballesta, quien dijo que las ideas políticas de su compañero en el Barça Oleguer Presas le producían menos respeto «que una caca de perro».
La evolución social en España ha desembocado en una nueva visión saludable: deportistas metidos a políticos. Alejados de las intrigas de partido, del lenguaje políticamente correcto tan imperante, y sin pasado ni favores debidos, los deportistas españoles han empezado a imponer otro perfil. «La política no puede ser una profesión, un modo de vida. Los políticos en España piensan en su plato de comida y no tanto en el bien público», razona a ABC Javier Imbroda, que fue seleccionador español de baloncesto y entrenador del Real Madrid y será consejero de deportes por Ciudadanos en Andalucía.
Más allá de las incursiones en la política local de la ciclista Dori Ruano, los atletas Chuso García Bragado, Abel Antón o Fermín Cacho, el ciclista Martín Perdiguero o la patinadora Eva Sánchez, tres apellidos han saltado a la actualidad por su implicación en misiones políticas gruesas. La exatleta Ruth Beitia, oro olímpico en Río 2016, es la candidata del PP a presidir la Comunidad de Cantabria; el citado Imbroda ejercerá en Andalucía; y la exesquiadora María José Rienda es la primera mujer que preside el Consejo Superior de Deportes como secretaria de Estado.