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rocopa. «Es importante que les demos a las ciudades anfitrionas y a los gobiernos el mayor tiempo posible para formular una imagen precisa de lo que será posible en junio y julio», añade. El presidente de la UEFA indica, en ese sentido, que se apurará al máximo para que se juegue con aficionados, aunque no pueda garantizarlo ahora mismo. «Son una parte fundamental de lo que hace que el fútbol sea especial y eso es tan cierto en la Euro como en cualquier otro torneo. Debemos darnos el máximo espacio para permitir su regreso a los estadios».
Con todo, la Federación Española de Fútbol, cumpliendo con lo establecido, abrirá en los próximos días la oficina de rigor en Bilbao para trabajar ahí presencialmente en lo referente a la candidatura. No hay, en ese sentido, nada que altere el guión y menos después del mensaje que transmitió ayer Ceferin, pero fuentes políticas han asegurado a este medio que se acentúa el descontento en amplios sectores del nacionalismo y del independentismo vasco. Cabe pensar, de todos modos, que Bilbao y el resto de ciudades organizadoras del torneo (Londres, Roma, Dublín, Bakú, Copenhague, Múnich, Ámsterdam, Budapest, Bucarest, Glasgow y San Petesburgo) van a apurar hasta el final con la esperanza de que la evolución de la pandemia sea positiva o al menos permita que entre gente a los estadios, más ahora que no abunda el dinero.
Hay que retroceder muchísimo en el tiempo para rescatar la última visita de España a Bilbao. Ahí ha jugado seis veces, pero no pisa la capital vizcaína desde el 31 de mayo de 1967, cuando venció a Turquía (2-0) con goles de Grosso y Gento en un partido de clasificación para la Eurocopa de 1968. Según el calendario de la UEFA, que eso no se toca, como tampoco los grupos establecidos según el sorteo, la selección jugaría contra Suecia el 14 de junio, contra Polonia el 19 y contra Eslovaquia el 23.