«Me siento afortunado de estar con Lola, estabilizar nuestra nave nos costó años»
IÑAKI GABILONDO
—¿Le cuesta hablar del amor?
—No me cuesta nada. Me gusta. —¿Cuánta importancia le da en su vida a estar enamorado «ese estado de imbecilidad transitoria», como decía Ortega? ¿Lo comparte?
—Le doy mucha importancia. El estado de imbecilidad transitoria es sólo el acné juvenil del amor.
—¿Un romántico nace o se hace? —Un romántico se hace cuando encuentra según a quién.
—Siempre se habla del primer amor. ¿Cree que está sobrevalorado?
—El primer amor no suele ser casi nunca amor. —Lo recuerda? —Claro que lo recuerdo. En mi caso, sí lo fue. —Los más realistas hablan del amor como un cóctel de sustancias (dopamina y norepinefrina, principalmente) que segrega el cerebro haciendo que nos obsesionemos con una persona. ¿Cree que somos más química que física?
—Somos física, química y muchas cosas más. Algunas, misteriosas. La racionalidad está sobrevalorada.
—Me cuentan que usted es un señor de lo más galante. ¿Cuestión de educación o puro sentimiento?
—No sabía que fuera galante. Soy cariñoso. Actualmente, cariñoso socialmente precavido.
—¿Y a usted cómo se le conquista? —No se me conquista muy fácil. Desde hace mucho tiempo soy plaza conquistada.
—En su generación amor y sexo tenían que ir de la mano casi siempre por cuestiones de religión o moral. ¿Cree que fue una generación de reprimidos o al final cualquier tiempo pasado fue mejor?
—Fuimos una generación de reprimidos a palos. Cualquier tiempo pasado fue peor. Como decía la canción, «somos más jóvenes ahora».
—El amor y la pasión tiene su tiempo de maduración, pero luego dicen que viene lo mejor. ¿Lo ve así?
—Los mejores tiempos del amor son cuando se inicia el camino y cuando se ha llegado a la madurez. Las fases intermedias son durísimas.
—¿Cómo se alimenta el amor con el paso del tiempo?
—El amor se alimenta prestándole atención.
—¿Ha hecho muchas locuras por amor? —Una, pero muy gorda.
—¿En la vida de un hombre cuántos amores verdaderos pueden haber? —Ni idea, pero varios. La vida es muy breve, pero caben muchas vidas dentro. —Fidelidad, lealtad, respeto, sinceridad… ¿necesarios para cuidar el amor? —Al amor sólo se le cuida haciéndose cómplice de la aventura vital de la pareja.
—La vida sin amor qué es.
—No lo sé, ni tengo interés por saberlo. —Un fastidio de estar enamorado son los celos. ¿Los ha sentido? ¿Los ha hecho sentir?
—Me siento muy afortunado de estar con Lola. Estabilizar nuestra nave nos costó años.
—Lola es…
—Lola es verdad.
—¿Le asusta la soledad? —No me asusta la soledad. Otra cosa es el abandono. —¿Cree que ha sido afortunado en el amor? ¿Ha querido más de lo que le han querido?
—He dado todo lo que he podido, pero pienso que he recibido bastante más.
—¿Comparte la idea de que no hay mayor amor que el amor prohibido?
—Más excitante sí, pero mayor no, en absoluto. —¿Le ha incomodado que hablemos de amor? —No me incomoda nada hablar de amor.
«Fuimos una generación de reprimidos a palos. Cualquier tiempo pasado fue peor»