Podemos impide que el Congreso condene la violencia callejera
▶ El PP había propuesto la lectura de una declaración institucional que requería unanimidad ▶ Tras el bloqueo de su socio, el PSOE decidió no suscribir el texto
Unidas Podemos impidió ayer que el Congreso emitiera una declaración institucional de condena contra la violencia callejera y los ataques sufridos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. El texto fue propuesto por la portavoz popular, Cuca Gamarra, el pasado martes en la Junta de Portavoces para que fuera leído este jueves en el Pleno.
Este tipo de iniciativas requieren unanimidad por lo que si un partido opta por el veto, la declaración no sale adelante aunque exista una mayoría parlamentaria que la apoye. El PSOE se aferró a este argumento una vez que Unidas Podemos decidió bloquearla y no firmó la declaración. Tampoco lo hicieron los demás socios del Gobierno que ni siquiera quisieron pronunciarse sobre la misma. Vox, Ciudadanos, Foro y UPN sí dieron su apoyo.
«Condenaba a partidos»
El portavoz de la formación morada en el Congreso, Pablo Echenique, ofreció los argumentos de su rotunda negativa con unas breves frases. «La declaración condenaba a partidos, no los disturbios», escrita «contra el Gobierno de coalición y no tenía sentido apoyarla». Insistió en la idea de que la iniciativa «tenía una voluntad política» más allá de reprobar actos violentos, informa Gregoria Caro.
Echenique se refería a que el texto advertía que «la incitación a la violencia y los discursos de odio no tienen cabida en la legalidad constitucional e internacional, ni en una sociedad respetuosa con los valores democráticos por lo que deben quedar fuera de las instituciones, así como quienes los alienten y no los rechacen con contundencia». Esta última frase fue escrita claramente en alusión a él, después de que la semana pasada diera su apoyo a los manifestantes a través de las redes sociales. Pero ni este párrafo ni el resto de la declaración hablaban de partidos políticos ni mucho menos del Gobierno. Y el hecho de que el portavoz de Podemos viera a su grupo y al Ejecutivo reflejado en la frase «quienes los alienten –los disturbios– y no los rechacen con contundencia» vuelve a decir dónde se sitúa. Tras el aluvión de críticas de los últimos días, ayer intentó nuevamente poner distancia con el apoyo brindado en días pasados a los violentos señalando que «todo el mundo está en contra de que haya disturbios».
Además de condenar «firmemente» los ataques sufridos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y «los actos de pillaje y vandalismo en las calles», la declaración propuesta por los populares también censuraba «los ataques de odio sufridos en redes sociales por los portavoces de partidos políticos, representantes de los ciudadanos y en general ciudadanos» por expresar su rechazo ante el uso de la violencia. En vista de ello, proponía reafirmar el «compromiso de las instituciones públicas con la erradicación de la violencia, el pillaje a los comercios, la destrucción de mobiliario urbano y los discursos de odio».
Revés para los republicanos
Paralelamente, el bloque republicano sufrió ayer el revés esperado en el Congreso al quedar rechazada la proposición no de ley de ERC para eliminar la inviolabilidad del Rey. Un total de 276 diputados (PSOE, PP, Vox, Cs y varios partidos regionalistas) unieron fuerzas para derrotar a la iniciativa republicana. Frente a ellos, 74 diputados votaron a favor (Podemos, ERC, PNV, Junts, Bildu, PDECat, Más País y la CUP). El debate no solo provocó una nueva ruptura en la unidad de voto de la coalición sino que demostró que el 14-F mantiene tocada a la mayoría de investidura. ERC cargó con dureza contra el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, por no cumplir lo prometido cuando lideraba la oposición y proteger ahora la inviolabilidad del Rey.
Sus señorías relajan las medidas anti-Covid
Los apretones de manos y las conversaciones en susurros abundaron el miércoles en el Congreso entre el Gobierno y sus socios. Sánchez, Lastra, Esteban o Aizpurua avisaban ese mismo días del riesgo de una cuarta ola si se relaja el cumplimiento de las medidas. Es evidente que no se sienten sometidos a ellas.