PSOE y PP escenifican una ruptura por el CGPJ y se acusan de bloqueo
▶Los populares rechazan los nombres de los jueces De Prada y Rosell y urgen a Sánchez resolver «sus líos internos» con Pablo Iglesias
edro Sánchez y Pablo Casado escenificaron el bloqueo de las conversaciones entre el Gobierno y el PP para renovar los órganos institucionales pendientes y, singularmente, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Las negociaciones no han terminado, esencialmente porque no hay alternativa a las mismas en estos momentos.
Como consecuencia de la falta de acuerdo que ambas partes constataron en la medianoche del viernes, Gobierno y PP plantearon ayer una ruptura que, sin embargo, no es total ni definitiva. Pero que sí arroja incertidumbre sobre el futuro inmediato.
El acercamiento entre ambas partes es profundo y ambos han asumido los costes como para romper tras pactar tan solo la renovación del Consejo de Administración de RTVE. La decisión de buscar estos acuerdos y de recomponer los puentes es firme. Pero no es sencillo porque se acumulan años de desconfianza.
P«Líos internos» del Gobierno
Tras fracasar el jueves por la noche el último contacto entre Félix Bolaños y Teodoro García Egea, por la mañana, desde La Moncloa ya anticipaban que a lo largo del viernes sería «imposible» que se retomasen los contactos. Ya se estaba preparando la ruptura. El Gobierno convocaba de forma excepcional a la prensa con la excusa de una comparecencia posterior al Consejo Europeo.
Estaba claro que Sánchez quería hablar y no precisamente de ese foro. Poco antes, Pablo Casado había convocado al Comité de Dirección del PP para explicar las razones del bloqueo de las negociaciones y culpar a «los líos internos» del Gobierno. Uno en La Moncloa y otro en Génova, ambos escenificaron así la ruptura de un acuerdo que al comienzo de esta semana parecía encarrilado, aunque dejaron la puerta abierta a volver a sentarse a hablar.
El presidente del Gobierno cargó desde el primer momento en el Partido Popular la responsabilidad de que no haya podido haber un acuerdo. «Pensábamos que esta lógica de enfrentamiento y bloqueo se había acabado. Desgraciadamente no ha sido así», arrancaba Sánchez. El Gobierno considera «injustificado» que no se haya podido cerrar el pacto y señaló al líder de la oposición como responsable porque «unos días dicen una cosa y otros, la contraria». Sánchez desplegó una vez más esa retórica que ha establecido y en la que ser o no moderado tiene que ver única y exclusivamente con pactar con él.
El problema de fondo radica en que no se está logrando alcanzar un acuerdo triangular en el que los socialistas puedan vender a su socio de coalición que también están representados en el acuerdo.
Desde el PP reiteraron ayer tras la reunión de su Comité de Dirección que el problema se encuentra en la insistencia del Ejecutivo para incluir en el CGPJ a Victoria Rosell y a José Ricardo de Prada, dos nombres que el PP daba por descartados con el visto bueno, según Génova, del PSOE.
Los dos representarían la cuota que Unidas Podemos quiere vender como propia en el acuerdo. En el caso de Rosell, su inclusión en el órgano estaba descartada incluso por el Gobierno hace días porque actualmente es un cargo del Ejecutivo, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, y su vinculación partidista, ha sido diputada de Podemos, es muy evidente.
Fuentes de la negociación apuntan a que volver a este nombre tiene una parte importante de «posición de fuerza» para que, al renunciar a ella, puedan lograr la aceptación de De Prada. El Gobierno recuerda que el PP ya aceptó este nombre en el frustrado acuerdo de 2018. Pero otras fuentes insisten en que la apuesta por ambos va en serio y culpan al PP de estar rechazando estos nombres para sostener «un relato mediático imposible», el de la exclusión de Unidas Podemos del acuerdo. Esta era una de las condiciones que puso Casado para sentarse a negociar. Su incumplimiento, avisan en el PP, imposibilita el acuerdo.
Equilibrios en Moncloa
La respuesta del Gobierno a este rechazo del PP está siendo la de señalar como problemática la inclusión en el órgano de Alejandro Abascal, por considerarlo claramente politizado y afín a Casado. Al final el mensaje que se traslada es el de un cruce de vetos.
Sánchez, obligado a hacer equilibrios entre su socio y la oposición, ha elegido congelar el acuerdo, y no desplazar a Pablo Iglesias del futuro pacto. En Unidas Podemos aseguran que esa posibilidad no se contempla, que eso pondría en jaque la coalición, y que Sánchez se comprometió con Iglesias a tener representación con dos vocales en el Consejo.
Se entra en un escenario de incer
La negociación está interrumpida por ahora después del cruce de vetos por ambas partes