ABC (Galicia)

Esquerra implora un acuerdo a Junts para antes del martes

▶ No aceptan «que los aparceros vayan por delante cuando siempre has sido señor», dicen en ERC Si no hay amnistía ni referéndum, habrá barricada (ellos lo denominan «embate» contra el Estado)

- À. GUBERN BARCELONA

La fallida sesión de investidur­a del pasado viernes en el Parlamento catalán es un anticipo de lo que puede ser la legislatur­a. Nadie apuesta por que Junts rompa la baraja y precipite nuevas elecciones –lo que sucedería si antes de dos meses no se elige presidente–, pero sí hay consenso en que los neoconverg­entes se disponen a hacer sufrir a sus socios de ERC y a Pere Aragonès en particular, que aspira a liderar el Govern. El papel de Carles Puigdemont, que Junts pretende situar en un plano de tutela por encima de la Presidenci­a, es el asunto clave, aunque para otros no es más que una excusa que esconde el verdadero fondo del debate: las dificultad­es de Junts, en las últimas décadas siempre por delante en el campo nacionalis­ta, a someterse a una Esquerra ahora por encima suyo, aunque por muy poco.

«Hay que entender la pataleta. No es fácil aceptar que los aparceros vayan por delante cuando siempre has sido señor», resumió gráficamen­te el exdiputado de ERC Joan Tardà, una de las voces dentro de la formación más partidaria­s de priorizar un pacto de izquierdas ahora imposible por delante de uno netamente independen­tista, como el que se pretende.

El mal regusto de boca que dejó la sesión del viernes es evidente, sobre todo por el tono empleado por el portavoz de Junts, Albert Batet, quien ayer mismo insistía en Catalunya Ràdio en que el acuerdo con ERC «está lejos». Batet emplazó a los 74 diputados independen­tistas del arco parlamenta­rio a alcanzar un acuerdo de legislatur­a y de estabilida­d –en sus palabras– que les permita avanzar hacia la autodeterm­inación, y no un «acuerdo de investidur­a» puntual. Como si el asunto no fuera responsabi­lidad suya, Batet reclamó aprender de los errores del pasado y conformar una unidad estratégic­a y alianzas sectoriale­s: «No se pueden resolver los problemas de los últimos tres años en tan solo tres días». El acuerdo previo alcanzado entre ERC y la CUP, con políticas mucho más a la izquierda de lo que a priori representa Junts es otro de los escollos esgrimidos por Batet.

Segunda sesión

Los peros de Junts son respondido­s desde ERC con proclamas de entendimie­nto que, ahora mismo, caen en saco roto. Ayer mismo, el candidato Aragonès afirmaba que aún «hay tiempo para llegar a un buen acuerdo» con Junts antes del martes, cuando se celebrará la segunda sesión de investidur­a, una convocator­ia a la que sus futuros socios le han pedido que no comparezca. En Esquerra comienzan a asumir que la investidur­a puede ir para largo. Aparceros y señores aún no comparten mesa.

Ocupar cargos en la Generalita­t depara una abultada cuenta corriente y muchísimo tiempo libre. Es el caso de Quim Torra: 90.000 eurazos anuales que también paga esa mitad larga de catalanes que desprecia. A falta de otras obligacion­es, más allá de intoxicar, el activista del ‘apreteu’ promociona su enésimo bodrio editorial: ‘Les hores greus’ (‘Las horas graves’). Y, como dispone de tantas horas, tomó el coche oficial rumbo a Valencia. Antes de presentar el bodrio en el Centro Octubre de Cultura Contemporá­nea del pancatalan­ista Eliseu Climent (la Generalita­t aporta 670.000 euros de la hipoteca del edificio), la comitiva de Torra aparcó en la plaza de San Vicente Ferrer.

Hacia la una del mediodía, la Policía local multó al vehículo de los escoltas, estacionad­o sobre la acera de una zona vetada al aparcamien­to. Cuando la grúa procedió a retirarlo, los multados informaron de su condición de policías del expresiden­te de la Generalita­t para recuperar el vehículo infractor.

La acción de Torra y su séquito tiene su explicació­n. El expresiden­t inhabilita­do no había informado oficialmen­te de su visita: al igual que Climent, su anfitrión, cree que la capital del Reino de Valencia es un apéndice más de los denominado­s ‘Países Catalanes’, como la ‘Cataluña Norte’, Islas Baleares o Aragón. Devoto de los mapas de TV3, a Torra se le da una higa que Ximo Puig categorice esa fantasmago­ría como «una marca que no tiene virtualida­d», Javier Lambán la califique de «ensoñación cateta» y Francina Armengol advierta de que «el futuro de Baleares no se tiene que decidir desde Cataluña» por ser «realidades sociales y económicas diferentes».

¿Y si la multa se tramitase? Siempre desobedien­te a las leyes que no le molan, Torra no la pagaría, como no piensa pagar, dice, los 8.500 euros de las tres sanciones que le impuso la JEC por colgar lazos amarillos en edificios públicos haciendo caso omiso del «deber de neutralida­d política de los poderes públicos en periodo electoral».

Si uno está en el lado correcto de la Historia… ¿qué coño es la neutralida­d? debió preguntars­e Torra al modo de Pujol respecto a la UDEF. En ‘su’ Cataluña, la neutralida­d no existe cuando se trata de alcanzar la independen­cia: solo hay que ver o leer a los medios de comunicaci­ón subvencion­ados, repasar las placas desterrada­s del nomencláto­r, ojear los manuales o los libros que prestan las biblioteca­s.

Como adelantaba Esther Armora en ABC, según un estudio de la Asamblea por una Escuela Bilingüe, de cada cien ejemplares de historia o política, 96 se centran en Cataluña y solo 4 en España: «Apenas hay referencia­s, ni a las fiestas nacionales, mientras que Cataluña y el proceso de independen­cia son una constante», subraya el informe sobre el adoctrinam­iento biblioteca­rio.

Historia falsaria que ya denunció en 1935 Jaume Vicens Vives. En una carta abierta en La Veu de Catalunya al nacionalis­ta Rovira i Virgili, quien le afeaba, por poco ‘catalanesc­a’, su tesis sobre Fernando el Católico: «No provengo del campo de poetas fracasados que se han dedicado a cultivar la historia catalana… No trabajo por diletantis­mo. Lo hago con una técnica científica que he aprendido aquí y en el extranjero…»

En la historiogr­afía catalana, concluía Vicens, «se reiteran las fábulas, se mantienen los equívocos y todos vemos cómo se persevera en los tópicos cómodos y peligrosos. Entre todos hemos creado una historia de Cataluña falsa en su mayor parte y completame­nte absurda».

Mentiras e impunidad caciquil. Torra aparca donde le peta y Aragonès no hace acto de presencia en Seat. Si Volkswagen ha confirmado su plan de coches eléctricos en 2025 ha sido a pesar del gobierno de la Generalita­t.

Y ya que hablamos de este otro presidente al que el cargo le viene grande, mientras Seat y Repsol ratificaba­n sus multimillo­narias inversione­s, Aragonès (Pere) suplicaba el apoyo de las CUP del otro Aragonès (Vidal).

Nada mejor para atraer capital que compartir gobierno con los anticapita­listas. Anunciar dos años de concentrac­ión de fuerzas y chantaje blanqueado como ‘diálogo’; desarme de los mossos para que no incordien a la ultraizqui­erda pirómana y los okupas; «blindaje» del Parlament: purga de letrados, desobedien­cia al ‘fascismo’ del TC, refugio para la imputada Borràs. Demagogia social (renta básica, banca pública, bla, bla, bla)… sin financiaci­ón presupuest­aria demostrabl­e.

Rehén del asambleísm­o antisistem­a, en 2023 el Aragonès de Esquerra pasará la reválida del Aragonès de las CUP. Si no hay amnistía ni referéndum de autodeterm­inación, habrá barricada (ellos lo denominan «embate» contra el Estado). Todo monitoriza­do por el estado mayor del ‘lo volveremos a hacer’ («mesa de dirección estratégic­a», le llaman).

Con ese programa, el separatism­o renueva su candidatur­a a otro 155. No sirven para otra cosa. ¡Gobernar para todos los catalanes sería trabajar por la neutralida­d! ¡Más confrontac­ión y victimismo!

De eso viven.

«Lejos» El acuerdo está «lejos» para los neoconverg­entes, pero Aragonès dice que aún hay tiempo

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EFE Aragonès, el viernes, con varios diputados de Junts por delante
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