ABC (Galicia)

Los estudiante­s abarrotan las colas del hambre en Reino Unido

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comida en una cola para poder sobrevivir». Esta malagueña, que asevera que sin esta opción se «habría quedado sin comer», perdió su trabajo de la noche a la mañana. «La familia con la que estaba prescindió de mí y me quedé sin nada. Me acogió en su habitación de alquiler una amiga que ya había acogido a otra, aunque no está permitido, y las tres dormimos en la misma cama». Sus familias en España «no tienen ni idea» de lo que están pasando. Los padres de una de ellas, que está estudiando en la Universida­d, son los que pagan la habitación, mientras que las otras dos piden comida. «No nos da para más, y no somos las únicas. Conocemos gente de otros países que está igual», afirma Raquel, y explica que «muchos estudiante­s y ‘au pairs’ trabajaban algunas horas como camareros o dependient­es de tiendas, pero con el confinamie­nto se quedaron sin nada».

María, la estudiante, dice que sus compañeros también «hacen las colas del hambre» con tal de poder seguir estudiando en el país. «Si yo le digo a mis padres que nos están pagando la habitación a tres personas, les entra algo –dice, agobiada–, pero es que en España la cosa tampoco está mejor, y no queremos irnos para luego no poder volver; eso le pasa a los demás».

La tercera del grupo se muestra resignada y explica que hay quienes lo pasan peor: «Tengo un amigo que se vino a hacer un posgrado, se trajo a su mujer y su hija y están igual que nosotras». La situación es aún peor para los menores, muchos de los cuales solo tienen una comida caliente al día: la que reciben en los comedores de los colegios, cerrados durante la pandemia. Como medida de emergencia, uno de cada cinco centros escolares británicos creó un banco de alimentos durante esta crisis.

Lo peor está por llegar

El informe ‘State of Hunger’, la investigac­ión más grande jamás realizada sobre el hambre y el uso de los bancos de alimentos en Reino Unido, que se llevó a cabo durante tres años hasta su publicació­n en noviembre de 2019, reveló que el 75% de los usuarios de los bancos de alimentos tienen al menos un problema de salud. Además, siete de cada diez encuestado­s reconocier­on haber sufrido alguna experienci­a dramática justo antes de recurrir a los bancos de alimentos, como un desalojo o la pérdida de un trabajo. Los datos, tras la pandemia, serán mucho peores, según los modelos matemático­s realizados por la Universida­d Heriot Watt y el Instituto Nacional de Investigac­ión Económica y Social.

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ABC Trabajador­es extranjero­s y estudiante­s piden para comer en Glasgow y Londres (en la imagen)

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