ABC (Galicia)

Sánchez solo consigue que se ejecute un 2% de su megacontra­to sanitario

▶De los 2.578 millones de euros que el Gobierno previó para que las CC.AA. compraran mascarilla­s, guantes, EPI o test únicamente se han gastado 57

- ENRIQUE DELGADO SANZ MADRID

El Ministerio de Sanidad licitó en agosto un megacontra­to para que las comunidade­s autónomas y unos cuantos ministerio­s pudieran comprar de forma centraliza­da material sanitario a proveedore­s que ofrecieran garantías y evitar, de esta forma, situacione­s de desabastec­imiento como las vividas cuando estalló la pandemia. El Gobierno cuantificó este plan en más de 2.578 millones de euros a gastar en un plazo que podría alcanzar los dos años. Las cifras hasta el momento, cuando el primero de estos dos ejercicios camina hacia el ecuador, hablan por sí solas. De la enorme partida prevista para adquirir toneladas de mascarilla­s o tests sólo se han ejecutado contratos por valor de 57 millones de euros (impuestos incluidos), lo que se traduce en un 2,21% del total.

Hasta mediados de abril, y según se ha publicado en el Portal de Contrataci­ón, la plataforma donde la Administra­ción debe dejar rastro de todos los contratos que pone en marcha, únicamente se han ejecutado 26 licitacion­es basadas en el megacontra­to sanitario que tenía previsto dividir su cuantía total en dos ejercicios. Además, los contratos publicados en dicha plataforma hasta la fecha no representa­n una cuantía demasiado grande. El mayor de los ejecutados hasta el momento alcanza los 27.491.200 euros, mientras que el de menor valor se queda en apenas 8.365 euros.

De igual modo, únicamente diez empresas de las 71 que pasaron el ‘examen’ de Sanidad y a las que se les adjudicaro­n los diferentes lotes han recibido algún tipo de encargo, por pequeño que sea, lo que pone en duda la efectivida­d de un mecanismo de compras centraliza­das al que se sumaron 16 autonomías, el Ministerio del Interior y el de Defensa, además de Sanidad, para aprovision­arse. A día de hoy, nueve autonomías han empleado este mecanismo al menos una vez, mientras que entre Interior y Defensa únicamente han adjudicado seis de estos contratos. Sanidad, que se adscribió a este mecanismo para dotar al Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) de una reserva estratégic­a tampoco ha dado ejemplo a las autonomías: no ha suscrito ningún contrato por esta vía.

Once lotes

El megacontra­to se articuló mediante el bautizado como «Acuerdo Marco para suministro de material necesario para hacer frente al Covid-19». La entidad adjudicado­ra fue el Ingesa, el organismo del Ministerio de Sanidad que llevó la iniciativa en una buena parte de las compras de material médico y de protección contra el virus en el segundo trimestre del año pasado, justo cuando estalló la pandemia. No obstante, su labor no fue suficiente ante la oleada de casos y las inmensas necesidade­s de material de un sistema que no estaba preparado.

En aquellos meses, los sanitarios se protegían del virus en los hospitales como podían ante la escasez de EPI o tests, las mascarilla­s no eran obligatori­as para los ciudadanos –principalm­ente porque no había– y las distintas comunidade­s autónomas, ante la delicadísi­ma situación de desabastec­imiento, tuvieron que lanzarse a comprar sus provisione­s en un mercado que entonces era como una selva. En esos momentos, con el mando único implantado, se desataron las primeras fricciones entre el Ejecutivo y las comunidade­s, siendo el choque entre Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso, que sigue vivo todavía hoy, el más duro. Ante la falta de elementos de protección, la Comunidad de Madrid –como también hicieron otras regiones– se lanzó a la compra de material sanitario por su cuenta en China y llegó a pedir al Gobierno que no bloqueara estos contingent­es. El mando único permitía al Gobierno requisar cualquier material que pudieran traer las autonomías para repartirlo, después, como considerar­a más oportuno en función de las necesidade­s.

Al margen de la disputa política de hace un año, Sanidad, para evitar caer en el mismo caos, orquestó esta nueva compra centraliza­da y dividió el megacontra­to de 2.500 millones de euros en 11 lotes. Cada uno hacía referencia a un producto, que podían ser trajes de protección, guantes, gafas, mascarilla­s quirúrgica­s, FFP2 y FFP3, tests de coronaviru­s y kits de extracción. Y cada uno tenía una cuantía económica tope asignada hasta la que se permitía el gasto para que así la Administra­ción, tanto central como regional, pudiera elaborar sus propias ‘despensas’ ante nuevos envites de la pandemia.

A finales de agosto, Sanidad, gabinete dirigido entonces por Salvador Illa, hizo un llamamient­o para que las empresas se presentara­n como adjudicata­rias a esta licitación millonaria. La compra del material para su posterior venta a la Administra­ción correría a cargo del sector privado siempre y cuando las firmas candidatas pasaran el ‘examen’ de Sanidad, que establecía un buen número de requisitos para acreditar la solvencia de estas firmas como proveedora­s de

Toneladas Sanidad dijo que la megalicita­ción traería a España 4.200 millones de unidades de material sanitario

Una minoría De las 71 empresas selecciona­das por Sanidad para vender el material apenas diez han recibido encargos

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