Ni Anthony Hopkins vio la gala
La 93 edición de los Oscar se cerró con el premio a mejor actor para Anthony Hopkins, que a los 83 años se convirtió en el más veterano en levantar la estatuilla. Pero el galés ya estaba en la cama cuando se entregó. No fue el único en perderse la fiesta. El público también apagó la tele: fue la audiencia más baja de la historia, un 58% menos que en 2020, que ya había marcado el suelo. Un desastre que obliga a la Academia a la reflexión. de la gala se desploma irremediablemente: si el público no ha visto las nominadas, le da igual cuál gana. Y, además, la gala. La de la 93 edición logró el hito de recuperar la normalidad prepandemia, con un evento en directo lleno de gente sin mascarillas; pero fue tediosa y anodina, con una sucesión de discursos sin ningún desahogo cómico. Ni política hubo, con Donald Trump ya desaparecido del punto de mira de Hollywood.
Premiados para la historia
A cambio, la Academia presume de haber hecho mucha ‘historia’. Ganó ‘Nomadland’ el Oscar a la mejor película, con Chloé Zhao, nacida en Pekín, convertida en la segunda mujer en levantar el premio a mejor dirección, la primera de origen asiático. También lo fueron los dos Oscar a mejor guion para dos debutantes: Emerald Fennell, por el libreto original de ‘Una joven prometedora’, y Florian Zeller, el de adaptado por ‘El padre’. Una película por la que su protagonista, Anthony Hopkins, se apunta en las páginas doradas como el actor más veterano en levantar el galardón, a los 83 años. Una estatuilla que por primera vez se entregó la última de la noche (había más emoción en esa categoría que en la de mejor película, que es el tradicional cierre de gala) y que cuando se anunció, el veterano galés ya estaba durmiendo.
Con un palmarés tan poco atractivo y una gala descafeinada, los medios en Estados Unidos han buscado la vertiente política lejos. Muy lejos. En China, donde las autoridades han censurado todo lo relacionado con los Oscar debido a las declaraciones previas de Chloé Zhao y la nominación del cortometraje sobre las protestas de Hong Kong ‘Do Not Split’. La directora no entró en política en su discurso, donde lanzó un alegato a favor de «los valientes que apuestan por la bondad». Se le ha estropeado el mercado chino a Hollywood, aunque el problema lo tiene en casa. Quizá sea más fácil encontrar alguien que haya visto la gala en Pekín que en Estados Unidos. Un dato demoledor: solo el 1,9 por ciento de americanos entre 18-49 años vio la gala de los Oscar. La fábrica de emociones ayer solo provocó sueño.