CORONAVIRUS Y MARKETING POLÍTICO
Para medallas y felicitaciones los primeros, para desgastarse ni están ni se los espera
No será por no haber avisado, pero a poco más de una semana para que termine el estado de alarma seguimos sin saber lo que va a pasar a partir del día 10 de mayo. Por poner un ejemplo... si sube la incidencia a 1.000 en Santiago, ¿podrá el Sergas decirle a los compostelanos que ni hablar de ir el fin de semana a bañarse a Portosín?, ¿será posible poner horarios de cierre o impedir que la noche confunda a los gallegos con mayor fatiga pandémica?
Quien ha gestionado esta crisis sanitaria, y en Galicia ha sido la Xunta, lleva meses pidiendo un marco legal que permita recortar derechos para proteger la salud de las personas. No por ganas de fastidiar al ciudadano, sino porque si la cosa no está perfectamente regulada veremos cómo en unas comunidades los jueces dirán que se puede cerrar un sector si suben los contagios y en otra que ni hablar, que sin estado de alarma no se pueden afectar los derechos individuales.
Pues después de un año de pandemia no solo no tenemos una Ley nacional que regule estos supuestos, sino que el Gobierno ha llevado al Constitucional la que aprobó el Parlamento gallego. Y manda carallo que uno de los argumentos de la impugnación es que al afectar a derechos fundamentales la regulación debe tener forma de Ley Orgánica (WTF !!!! ). Para que lo entendamos: no lo regulo porque es impopular (no quiero críticas de Lidia Senra ni de Miguel Bosé) pero si lo haces tú te lo recurro. Y esto no en todas partes: la normativa de Aragón nadie en Moncloa la ha cuestionado (¡asombroso!).
Llegará el día 10 y sálvese quien pueda. Veremos al Gobierno sacar pecho cuando lleguen vacunas y silbando para arriba cuando nos manden la mitad de las comprometidas. Total, pensarán, la desesperación del ciudadano a mí no me llega. Donde protestan Pepiño y Maruxiña es en los ambulatorios, y eso queda muy lejos de las campañas de marketing de Ferraz.
Para medallas y felicitaciones los primeros, para desgastarse tomando decisiones ni están ni se les espera.