La redención de Hazard
▶Confiado tras una preparación física exhaustiva, el belga quiere ser decisivo ante el Chelsea y dar su primera aportación importante al Real Madrid
esea jugar en el estadio donde ofreció su mejor fútbol durante siete años, ese Stamford Bridge que disfrutó de su regate, de 110 goles y de 92 asistencias de un belga que se convirtió en el ídolo del Chelsea. Quiere ser titular mañana en su antigua casa para dar al Real Madrid una alegría tras dos temporadas de terror, derrotado por once lesiones que solo le han permitido disputar 39 partidos en veinte meses, carcomido psicológicamente por una racha nefasta de dolencias que le hizo dudar de todo. Su promedio en el conjunto inglés fue de medio centenar de encuentros por campaña. Ahora, Eden Hazard busca la redención del madridismo frente a su viejo equipo en la cita más importante del club desde la consecución de la decimotercera Champions en Kiev.
Eden, como le denomina el vestuario, le ha dicho a Zidane que está perfecto para disputar esta semifinal de la Copa de Europa. El entrenador francés siempre ha contado con el belga a tenor de las sensaciones que expresaba el jugador. Era una decisión dialogada en un triunvirato formado por el delantero, el técnico y el cuadro médico. Si Hazard se veía bien, saltaba al campo. Su estado definía los minutos que se le daban. Ante Osasuna vivió un examen. Fue positivo. Disfrutó de setenta minutos porque se vio bien. Podía acabar el partido, pero Zizou prefirió graduarle. Hazard anhela ser titular en su querido Stamford Bridge y ser determinante para conseguir otra final de la Copa de Europa del Real Madrid. Sabe que si lo logra y es decisivo individualmente, la afición blanca cambiará la opinión que tiene de él, vencido por dos fisuras y un maratón de contratiempos musculares.
DDemasiadas opiniones
Fue el dictamen coincidente de los doctores que le operaron en sus tres lesiones de peroné, una en el Chelsea y dos en el equipo español, el punto de inflexión que propulsó un cambio en Hazard que los hechos han demostrado que también era un problema psíquico. El miedo a volverse a romper.
Los médicos de la entidad madridista le dijeron lo mismo que escuchó de los especialistas que le intervinieron en esas tres ocasiones. Había demasiadas cotorras opinando y su club decidió tomar el toro por los cuernos y acabar con tanta chicharra.
Los galenos de la Federación Belga le decían que su problema era el dolor que sentía en el peroné derecho por los materiales que le colocaron en la última actuación quirúrgica. El futbolista se lo creyó. Sentía la pierna demasiado rígida. Sus compatriotas pedían intervenirle y quitarle esas piezas artificiales. Eso significaba que dejaría de jugar con el Real Madrid, pasaría por el quirófano por cuarta vez y llegaría bien a la Eurocopa. El único interés de Bélgica estaba claro.
Con esa postura impuesta a martillazos en su mente, Hazard no se entrenaba al máximo en Valdebebas por temor a recaer. Sus cuádriceps, sus abdominales y los músculos de ambas extremidades inferiores no eran trabajados al cien por cien. Pero el Real Madrid y los cirujanos que le abrieron la pierna derecha en tres oportunidades distintas le convencieron de todo lo contrario. Cuando escuchó a dos eminencias que conoce bien, Eugene Curry y James Calder, cambió su visión. Hoy sonríe.
Curry le operó en Dallas. Calder, en Inglaterra. Los dos maestros de este tipo de operaciones concordaban con el diagnóstico de los doctores españoles del Real Madrid, que también fueron protagonistas en las actuaciones en el quirófano de sus dos últimas fisuras. No había que operarle de nuevo. Todos le observaron detenidamente el peroné, el tobillo, sus placas, los informes detallados y estudiaron sus movimientos de esa pierna. Y afirmaron que su peroné no estaba rígido, ni mucho menos. Y le exigieron que trabajara muy duro abdominales, glúteos, cuádriceps y todo el tren inferior. El mensaje era contundente: «Debe entrenarse muy bien, duro, sin miedo, y tendrá toda la potencia y no sentirá ninguna debilidad».
El belga se ejercitó con ese plan durante tres semanas y el resultado es el actual. Disputó un cuarto de hora frente al Betis, casi media hora frente al Chelsea y setenta minutos contra el