La sinrazón inclusiva
Hasta en los países más avanzados aún queda camino por recorrer para atajar la discriminación de la mujer, pero no es el campo lingüístico el más adecuado para solucionar esos problemas. Al revés, resulta risible, por ineficaz e irrealizable, el lenguaje inclusivo, que contraviene la norma fundamental de la economía del lenguaje.
Como bien señala el ministro francés estamos ante un obstáculo para la comprensión y la expresión oral y escrita de un idioma dado. La lengua es natural y espontánea, la Academia constata los usos percibidos como naturales, no obligados. El lenguaje inclusivo no deja de ser una aberración que además dificulta el aprendizaje en las escuelas y discrimina aún más, sobre todo a los alumnos con necesidades educativas especiales a los que le impide aún más el acceso al manejo del idioma. En nada contribuirá a erradicar el problema social de la desigualdad de la mujer y ellos lo saben; ¿lo usan en sus conversaciones privadas? Sólo motivaciones ideológicas justifican este uso incorrecto por inadecuado del idioma que contraviene su efectividad.
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