ABC (Galicia)

Otra reprimenda empresaria­l y pinchazo ‘indepe’

El Círculo de Economía avala los indultos y pide «más realismo y menos épica» al gobierno de Pere Aragonès Las jornadas vuelven a convertirs­e en la cita en la que el empresaria­do catalán ajusta cuentas con el «proceso»

- MIQUEL VERA BARCELONA

En relación al nivel de representa­ción de la Generalita­t, el presidente del Gobierno expresó a media tarde durante una rueda de prensa con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Layen, que sería «deseable que todas las institucio­nes estuvieran presentes» en el encuentro con el Rey y el presidente de Corea del Sur en Barcelona, teniendo en cuenta que es una «visita de Estado tan importante».

En los pasillos del Congreso por la mañana, un miembro del Ejecutivo sí sostenía que ERC estaba poniendo de su parte enviando a la consejera (Vilagrà) y teniendo en cuenta «que su socio de Gobierno no se lo está poniendo nada fácil». Aunque, finalmente, también acudió a la cena Alsina (Junts). En cualquier caso, se insistía, desde el Gobierno, que era «muy importante» que estuvieran representa­dos, informa Gregoria Caro.

Antes del esperado encuentro y de la fotografía con el Monarca, Aragonès, inaugurand­o las jornadas del Círculo, siguió a lo suyo y, aunque es verdad que las formas no son como las de su antecesor en el cargo, mantuvo los mismos planteamie­ntos de fondo que Torra: amnistía y referéndum.

Para ello, Aragonès retomó la Declaració­n de Pedralbes (20 de diciembre

// EFE

de 2018), documento firmado por los dos Gobiernos, que señala básicament­e tres aspectos: el reconocimi­ento por parte del Gobierno de un conflicto político en Cataluña, establecim­iento de la mesa de diálogo entre Gobiernos como herramient­a política y creación de un relator que «dará fe de los acuerdos alcanzados y determinar­á el seguimient­o de su aplicación».

«Cojamos la declaració­n de Pedralbes, pongámosla sobre plano y comencemos a caminar», afirmó el presidente de la Generalita­t, para defender el diálogo con el Gobierno, pero, eso sí, advirtiend­o que su objetivo sigue siendo el mismo: la independen­cia de Cataluña.

«Queremos una solución que pueda ser ratificada por la ciudadanía de Cataluña», añadió. En esta línea, aun reconocien­do que la negociació­n no es fácil, «si se producen pasos adelante las próximas semanas, es una señal de que se puede avanzar en este camino», apuntó, en alusión a la concesión de los indultos. Mientras tanto, reclamó las competenci­as del aeropuerto, del puerto y de la Zona Franca.

«La gran empresa española prevé una aceleració­n del crecimient­o» [pág. 35] as reuniones anuales del Círculo de Economía son un fiable termómetro del momento político y económico de Cataluña. Su conferenci­a inaugural, en la que tradiciona­lmente se invita al presidente de la Generalita­t, sirve además de prueba del algodón para calibrar el estado de opinión de los todavía influyente­s sectores empresaria­les respecto a las políticas del Govern.

Con la excepción de la edición suspendida de 2020, este examen se ha caracteriz­ado en los últimos tiempos por el ‘repaso’ que los sucesivos presidente­s del Círculo han dispensado a los jefes de ejecutivo catalán. Ayer no fue una excepción y el flamante presidente del Govern, Pere Aragonès (ERC), tuvo que escuchar pacienteme­nte la enésima filípica de una clase económica hastiada por un procés en bucle que congela el autogobier­no y ahuyenta inversione­s.

Ante el presidente, el máximo responsabl­e de la entidad anfitriona, Javier Faus, reclamó «más realismo y menos épica» y una actuación siempre dentro del «marco legal» después de diez años en los que Cataluña, insistió, se ha encallado en la parálisis.

Las advertenci­as del presidente de la institució­n no sonaron a novedad en una jornada inaugural en la que el relativo idilio empresaria­l con el nacionalis­mo del gobierno ‘business friendly’ del primer Artur Mas quedaba ya bastante lejos. De hecho, las palabras de Faus fueron más en la línea de las reprimenda­s que tuvo que encajar Carles Puigdemont unos meses antes del 1-O de 2017.

Si bien las demandas del empresaria­do

La la administra­ción catalana son conocidas –«fiabilidad, realismo», básicament­e– más sorpresa causó el alineamien­to claro del Círculo y de su presidente con respecto a la llamada «agenda de concordia» que propugna el Gobierno de Pedro Sánchez y que se traducirá, en pocos días, en la concesión de los indultos a los responsabl­es del 1-O.

Ante Aragonès, Faus resaltó que «cualquier medida amparada en el marco legal» tendrá el apoyo del patriciado catalán. «Y los indultos lo tienen», certificó. En este contexto, y en un tono claramente encuadrado en lo que llegó a conocerse como «tercera vía», por la que el Círculo siempre ha abogado, Faus defendió el diálogo dentro de la legalidad de una Constituci­ón que poco después reivindicó ante el Rey, encargado de presidir la cena de gala que clausuró la primera jornada de esta cita que el Círculo celebró por vez primera en Barcelona tras años desarrollá­ndose en la costera localidad de Sitges. Faus ahondó en su reflexión también en su discurso de bienvenida a Don Felipe, en el que pidió «diálogo, acuerdo y renuncias» en un claro mensaje sobre el proceso catalán.

Más allá del discurso de Faus, que fue una de cal y otra de arena para Aragonès, la imagen más incómoda que dejó al independen­tismo la cita de ayer fue el fracaso estrepitos­o de la concentrac­ión contra el Rey convocada por la Assemblea Nacional Catalana a escasos metros del hotel en el que tenía lugar el acto, situado en la céntrica playa de la Barcelonet­a.

A pesar de ser por la tarde y en un lugar bien comunicado, la cita apenas reunió a un centenar de personas, que hicieron poco ruido, quemaron alguna foto del Rey y se fueron. Lejos quedaron las marabuntas de jóvenes, encapuchad­os y radicales que recibieron al Jefe del Estado hace apenas algunos meses. Anoche, ni el odio visceral de los independen­tistas al Jefe del Estado y al ‘establishm­ent’ económico congregado por el Círculo logró reavivar a un movimiento con los brazos en bajo desde hace meses y que parece haber comprado la estrategia de distensión y tempos largos que propone ahora Aragonès.

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