Otra reprimenda empresarial y pinchazo ‘indepe’
El Círculo de Economía avala los indultos y pide «más realismo y menos épica» al gobierno de Pere Aragonès Las jornadas vuelven a convertirse en la cita en la que el empresariado catalán ajusta cuentas con el «proceso»
En relación al nivel de representación de la Generalitat, el presidente del Gobierno expresó a media tarde durante una rueda de prensa con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Layen, que sería «deseable que todas las instituciones estuvieran presentes» en el encuentro con el Rey y el presidente de Corea del Sur en Barcelona, teniendo en cuenta que es una «visita de Estado tan importante».
En los pasillos del Congreso por la mañana, un miembro del Ejecutivo sí sostenía que ERC estaba poniendo de su parte enviando a la consejera (Vilagrà) y teniendo en cuenta «que su socio de Gobierno no se lo está poniendo nada fácil». Aunque, finalmente, también acudió a la cena Alsina (Junts). En cualquier caso, se insistía, desde el Gobierno, que era «muy importante» que estuvieran representados, informa Gregoria Caro.
Antes del esperado encuentro y de la fotografía con el Monarca, Aragonès, inaugurando las jornadas del Círculo, siguió a lo suyo y, aunque es verdad que las formas no son como las de su antecesor en el cargo, mantuvo los mismos planteamientos de fondo que Torra: amnistía y referéndum.
Para ello, Aragonès retomó la Declaración de Pedralbes (20 de diciembre
// EFE
de 2018), documento firmado por los dos Gobiernos, que señala básicamente tres aspectos: el reconocimiento por parte del Gobierno de un conflicto político en Cataluña, establecimiento de la mesa de diálogo entre Gobiernos como herramienta política y creación de un relator que «dará fe de los acuerdos alcanzados y determinará el seguimiento de su aplicación».
«Cojamos la declaración de Pedralbes, pongámosla sobre plano y comencemos a caminar», afirmó el presidente de la Generalitat, para defender el diálogo con el Gobierno, pero, eso sí, advirtiendo que su objetivo sigue siendo el mismo: la independencia de Cataluña.
«Queremos una solución que pueda ser ratificada por la ciudadanía de Cataluña», añadió. En esta línea, aun reconociendo que la negociación no es fácil, «si se producen pasos adelante las próximas semanas, es una señal de que se puede avanzar en este camino», apuntó, en alusión a la concesión de los indultos. Mientras tanto, reclamó las competencias del aeropuerto, del puerto y de la Zona Franca.
«La gran empresa española prevé una aceleración del crecimiento» [pág. 35] as reuniones anuales del Círculo de Economía son un fiable termómetro del momento político y económico de Cataluña. Su conferencia inaugural, en la que tradicionalmente se invita al presidente de la Generalitat, sirve además de prueba del algodón para calibrar el estado de opinión de los todavía influyentes sectores empresariales respecto a las políticas del Govern.
Con la excepción de la edición suspendida de 2020, este examen se ha caracterizado en los últimos tiempos por el ‘repaso’ que los sucesivos presidentes del Círculo han dispensado a los jefes de ejecutivo catalán. Ayer no fue una excepción y el flamante presidente del Govern, Pere Aragonès (ERC), tuvo que escuchar pacientemente la enésima filípica de una clase económica hastiada por un procés en bucle que congela el autogobierno y ahuyenta inversiones.
Ante el presidente, el máximo responsable de la entidad anfitriona, Javier Faus, reclamó «más realismo y menos épica» y una actuación siempre dentro del «marco legal» después de diez años en los que Cataluña, insistió, se ha encallado en la parálisis.
Las advertencias del presidente de la institución no sonaron a novedad en una jornada inaugural en la que el relativo idilio empresarial con el nacionalismo del gobierno ‘business friendly’ del primer Artur Mas quedaba ya bastante lejos. De hecho, las palabras de Faus fueron más en la línea de las reprimendas que tuvo que encajar Carles Puigdemont unos meses antes del 1-O de 2017.
Si bien las demandas del empresariado
La la administración catalana son conocidas –«fiabilidad, realismo», básicamente– más sorpresa causó el alineamiento claro del Círculo y de su presidente con respecto a la llamada «agenda de concordia» que propugna el Gobierno de Pedro Sánchez y que se traducirá, en pocos días, en la concesión de los indultos a los responsables del 1-O.
Ante Aragonès, Faus resaltó que «cualquier medida amparada en el marco legal» tendrá el apoyo del patriciado catalán. «Y los indultos lo tienen», certificó. En este contexto, y en un tono claramente encuadrado en lo que llegó a conocerse como «tercera vía», por la que el Círculo siempre ha abogado, Faus defendió el diálogo dentro de la legalidad de una Constitución que poco después reivindicó ante el Rey, encargado de presidir la cena de gala que clausuró la primera jornada de esta cita que el Círculo celebró por vez primera en Barcelona tras años desarrollándose en la costera localidad de Sitges. Faus ahondó en su reflexión también en su discurso de bienvenida a Don Felipe, en el que pidió «diálogo, acuerdo y renuncias» en un claro mensaje sobre el proceso catalán.
Más allá del discurso de Faus, que fue una de cal y otra de arena para Aragonès, la imagen más incómoda que dejó al independentismo la cita de ayer fue el fracaso estrepitoso de la concentración contra el Rey convocada por la Assemblea Nacional Catalana a escasos metros del hotel en el que tenía lugar el acto, situado en la céntrica playa de la Barceloneta.
A pesar de ser por la tarde y en un lugar bien comunicado, la cita apenas reunió a un centenar de personas, que hicieron poco ruido, quemaron alguna foto del Rey y se fueron. Lejos quedaron las marabuntas de jóvenes, encapuchados y radicales que recibieron al Jefe del Estado hace apenas algunos meses. Anoche, ni el odio visceral de los independentistas al Jefe del Estado y al ‘establishment’ económico congregado por el Círculo logró reavivar a un movimiento con los brazos en bajo desde hace meses y que parece haber comprado la estrategia de distensión y tempos largos que propone ahora Aragonès.