ABC (Galicia)

La semana más difícil para la familia de José Ortega Cano

▶ A los problemas de salud del diestro se une que su hijo estará un año más en el psiquiátri­co

- SAÚL ORTIZ MADRID

an pasado cuatro años desde que José Fernando Ortega, hijo de José Ortega Cano y Rocío Jurado, ingresó en el psiquiátri­co de Ciempozuel­os. Su entrada en el centro llegó después de diversas causas judiciales abiertas y gran preocupaci­ón por sus hábitos. Un comportami­ento que puso en jaque a la familia, que inició los trámites necesarios para que el joven permanecie­ra lejos de malas influencia­s.

Desde entonces, raras son las ocasiones en las que se le ha podido ver fuera de San Juan de Dios donde recibe tratamient­o y pautas para enderezar una vida bastante conflictiv­a. Puntualmen­te recibe la visita de sus familiares más allegados y, aunque en los meses más complicado­s de la pandemia se prohibiero­n todos los encuentros con personas del exterior, en la actualidad ya se

Hhan reanudado por lo que los internos, que ya están vacunados, han podido reencontra­rse con sus familiares.

Aunque estaba previsto que José Fernando recibiera ayer el alta definitiva, ‘Semana’ publicó en exclusiva que tendrá que permanecer recluido un año más. El motivo no es otro que haber quebrado en 2017 la orden de alejamient­o que pesa sobre Michu, la madre de su hija, con la que ha mantenido un romance muy inestable.

A pesar de que en los últimos tiempos su comportami­ento parece haber cambiado llegando a ser evaluado favorablem­ente desde el centro, las causas pendientes entran en colisión directa con su evolución médica. Desde el entorno familiar declinan hacer declaracio­nes al respecto.

Es una semana complicada para los Ortega Cano. Desde que el pasado fin de semana, Ana María Aldón anunciara que su marido tenía que ser intervenid­o por complicaci­ones coronarias, la preocupaci­ón ha ido en aumento. Si bien es cierto que el daño encontrado por los facultativ­os en un tac se ha podido resolver con dos stents, pocas horas después de abandonar el hospital se disparaban las alarmas puesto que el matador se encontraba indispuest­o y había sufrido varios mareos.

La preocupaci­ón por el estado de salud de José Ortega Cano es máxima. No solo porque convive desde hace años con sus ya sabidos problemas de corazón, sino porque este último bache le ha afectado a su estado anímico. Aunque intenta guardar la compostura ante las cámaras y hacer pases de verónica, en privado no puede ocultar su desazón y tristeza.

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