Una rivalidad del siglo XIX
os duelos entre Inglaterra y Escocia son de esos con morbo, en los que uno espera que el choque de culturas y las viejas rencillas históricas hagan acto de presencia en un terreno de juego. Incluso que alguna espada ‘claymore’ se desenvaine en medio del partido. Hoy (21.00, Telecinco), en la segunda jornada del grupo D de la Eurocopa, el legendario estadio de Wembley, en Londres, acogerá el último capítulo de esta rivalidad secular, pues ambos equipos inauguraron hace casi 150 años el fútbol de selecciones en medio de ese terrón de tierra en medio del Atlántico llamado Gran Bretaña. En esos primeros compases de las rivalidades nacionales hechas deporte, Escocia no tenía adversario.
En 1872 se disputó el primer partido internacional de la historia y enfrentó a Escocia e Inglaterra en un parque de la ciudad de Partick, a las afueras de Glasgow, la ciudad más poblada del país norteño. Las entradas costaron un chelín y el juego estuvo dificultado porque en los últimos tres días, la constante lluvia que caracteriza
La las zonas al norte del Muro de Adriano había hecho acto de presencia. Según los testimonios, el partido se disputó sin incidencias y con juego limpio, toda una sorpresa con los actores invitados. Al final, 0-0, el resultado más repetido de la historia del fútbol.
Tras el éxito del encuentro y la creciente importancia del fútbol en la isla, en 1882, y tras siglos de hostilidades, ingleses, escoceses, galeses e irlandeses (uno tiembla al pronunciar estas nacionalidades de seguido) decidieron ponerse de acuerdo alrededor de una pelota, concretamente en la ciudad de Mánchester. El objetivo era crear unas leyes unificadas para todos los territorios y asociaciones a la hora de practicar el fútbol, que ya se había popularizado una década atrás. Como consecuencia, surgió el British Home Championship, un torneo que enfrentaría a las cuatro nacionalidades del territorio en una liguilla a doble partido y que serviría para prolongar una rivalidad que ya había fermentado diez años atrás.
Pero la British Home Championship, ahora torneo internacional más antiguo del mundo, no era un
Con la llegada del nuevo siglo, la mitología del fútbol empezó a construirse. Aparecieron figuras como la del galés Billy Meredith, que tras una suspensión de un año, volvió a los parques para anotar un extraño gol que permitió derrotar a los irlandeses en Belfast. También acontecieron tragedias, como el desplome de las gradas en el recinto de Ibrox, hogar por aquella época de los Glasgow Rangers.
El torneo ganó relevancia en 1950, ya que sirvió como clasificatorio para el Mundial de Brasil de ese mismo año. Además, cuando Inglaterra consiguió su ansiada copa del mundo en 1966, Escocia cobró una pequeña venganza al ganar a los anglosajones en el Championship del año siguiente, y nada menos que en el estadio de Wembley, una gesta que aspiran a repetir hoy en busca de su supervivencia en la Euro. En unas horas, hombres como Robertson, Sterling, McTominay o Kane honrarán a la rivalidad más antigua del mundo sobre un césped y al momento en el que los roces nacionales se trasplantaron en fútbol, base nuclear del deporte rey.