España centrifugada
El Gobierno anuncia la bajada del IVA de la electricidad para compensar el desafecto generado por los indultos
Nada hay definitivo en la España nueva y reversible que inaugura Sánchez en el Liceo, ni siquiera aquella transición ecológica que nos iba a hacer más verdes y sostenibles. Experto en descifrar clamores y programar concordias, el Gobierno baja el IVA de la electricidad para que la gente vuelva a planchar a media tarde y no sufra los rigores de la pobreza energética que anunciaban las lavadoras a medianoche. Fuera estrecheces, y fuera mascarillas. El sofocón de los indultos se pasa con un programa largo para tejidos delicados a mitad de precio, y con los bocados al aire que, desenmascarados, vamos a darle a la libertad respiratoria que nos regala el presidente del Gobierno para inhalar el verano del cambio, que huele a indulgencia plenaria. Con Luis Enrique de entrenador no se puede contar para tener distraído y satisfecho al público y hay que echar el resto. El indulto concedido a los golpistas del ‘procés’ no pasa de ser una medida de gracia de carácter selectivo. Bajar el precio de la luz, en cambio, tiene la virtud de beneficiar a millones de consumidores. La estrategia es idéntica, cosechar votos, parlamentarios o electorales, y la metodología advierte de la desesperación de quien se autoindulta y pasa del estado de alarma a un estado de gracia en el que todo es posible, de un día para otro. Sin factura, sin IVA. La España nueva de Sánchez paga en B.