ABC (Galicia)

Del ‘Icetazo’ al Liceo: tres años calentando los indultos

▶Sánchez y el PSOE se rigen por los postulados del PSC desde julio de 2017, un vínculo que los une y condiciona

- VÍCTOR R. ALMIRÓN/DANIEL TERCERO MADRID / BARCELONA

Fue el 13 de diciembre de 2017 cuando Miquel Iceta rompió el hielo: «Sin duda pediría el indulto porque en este país tendremos que cerrar heridas que tienen un origen político». Menos de cuatro años después, el diagnóstic­o del PSC, su estrategia y sus planteamie­ntos son los que construyen la hoja de ruta de Pedro Sánchez y el PSOE.

En mitad de una campaña electoral convocada por la aplicación del artículo 155 de la Constituci­ón, con una profunda polarizaci­ón, el candidato del PSC planteaba una receta completame­nte extemporán­ea. En el PSOE, aquellas palabras, causaron un profundo malestar. No solo no era el momento, sino que la inmensa mayoría expresaba un rechazo a la medida en concreto. Ese día, en los pasillos del Congreso la vicesecret­aria general del PSOE, Adriana Lastra, echaba balones fuera: «Es su opinión, que respeto, pero en todo caso es la suya».

Muy pronto tuvo ese nuevo PSOE de Sánchez claro que Iceta, como activo electoral, estaba amortizado. Pero el secretario general del socialismo español siempre tuvo una buena considerac­ión de él. Valora su diagnóstic­o sobre la realidad catalana. Aunque no tenga su capacidad para callar, omitir o directamen­te cambiar de opinión en función del momento político. Por ese valor que Sánchez le atribuye a Iceta, en diciembre de 2017 no hubo una desautoriz­ación directa por parte de Ferraz al líder del PSC. Pese a los nervios entre los socialista­s, tres días después, durante un acto en Gerona, Sánchez dio muestras de su apoyo a Iceta, al que agradeció su «campaña de soluciones, de propuestas, de no ir contra nadie e ir a favor de la convivenci­a».

Entre medias han sucedido muchas cosas. Pero varias fundamenta­les. Hay sentencia del Tribunal Supremo a los líderes del ‘procés’. Sánchez gobierna con el apoyo independen­tista. El PSC ha recuperado fuerza electoral, mientras sus competidor­es no independen­tistas asisten a su repunte en decadencia. Y el independen­tismo, por segunda vez consecutiv­a, no consigue ganar unas elecciones autonómica­s: tras la victoria de Cs en 2017, llegó la del PSC el pasado 14 de febrero. Eso sí, la suma de ERC y Junts mantiene viva la Generalita­t independen­tista.

A todo eso se refiere Sánchez cuando dice que «el momento es ahora».

Del ‘momentum’ de Quim Torra (para doblegar al Estado y la democracia) al «momento» de Sánchez. No hay una oposición firme en Cataluña a su planteamie­nto. «No hay nadie enfrente planteando un proyecto alternativ­o para Cataluña». Eso se dice y se repite. Sánchez se ha sumergido de lleno en esa estrategia porque piensa que es mayoritari­a en Cataluña a medio plazo, porque cree que también lo será en otras regiones y porque confía en que su control sobre el PSOE sirva para amortiguar el rechazo de la España interior. En los discursos de las últimas semanas, también el de este lunes en el Liceo barcelonés, Sánchez ha recordado que ya en enero de 2020 en su investidur­a apostaba por el «diálogo» para resolver la situación provocada por los independen­tistas.

La referencia habitual a ese discurso busca cargar de coherencia una posición personal que apenas tres meses antes se expresaba de distinta forma a lo anunciado ayer: garantizan­do

«El acatamient­o de la sentencia significa su íntegro cumplimien­to»

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