ABC (Galicia)

Anticorrup­ción pide imputar a Galán en el caso Villarejo

▶ Ve indicios de cohecho activo y falsedad en los encargos al comisario

- ISABEL VEGA MADRID

La búsqueda de responsabi­lidades en la pieza separada número 17 de la treintena que investigan al comisario Villarejo en la Audiencia Nacional va camino de tocar techo. La Fiscalía Anticorrup­ción presentó ayer un escrito ante el Juzgado Central de Instrucció­n número 6 en el que solicitó la imputación del presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, en relación a la contrataci­ón de los servicios del polémico mando policial cuando aún estaba en activo y por los que la eléctrica pagó en total algo más de 1,1 millones de euros entre 2004 y 2017.

Según informaron a ABC en fuentes jurídicas, la petición de imputación va acompañada de la solicitud de citar también en calidad de investigad­os a otros tres altos ejecutivos de la compañía. Se trata del número dos de Galán, Francisco Martínez Córcoles; así como del expresiden­te de Iberdrola España, Fernando Bécker, y del exresponsa­ble del gabinete de presidenci­a de la compañía, Rafael Orbegozo.

Para Anticorrup­ción, en los cuatro casos concurren indicios de un delito continuado de cohecho activo, así como de un delito contra la intimidad y de otro continuado de falsedad en documento mercantil cometido por particular­es, habida cuenta de que Villarejo aún estaba en activo cuando se produjo el grueso de las contrataci­ones y de que las facturas se expidieron con conceptos ambiguos para enmascarar la realidad de los trabajos que se le encomendab­an. Los fiscales añaden un elemento más y es que en esos proyectos se accedió a datos reservados de las personas que estaban siendo objeto de investigac­ión, de acuerdo a las mismas fuentes.

Esos proyectos, de los que constan 17 facturas –aunque se investiga si se realizaron pagos a través de otra empresa de seguridad–, van desde desactivar la oposición social y política a la construcci­ón de una central en Arcos de la Frontera hasta un supuesto espionaje al que era presidente de Endesa, Manuel Pizarro. El presidente de ACS, Florentino Pérez, consta asimismo como perjudicad­o ante indicios de que en 2009 fue igualmente investigad­o.

El interlocut­or de Villarejo era el entonces jefe de Seguridad de la eléctrica, Antonio Asenjo, quien si bien ha reconocido haber despachado con Galán algunos asuntos objeto de los trabajos, siempre ha negado tenerle al corriente de quién los estaba realizando. De hecho, defiende que pensaba que Villarejo estaba excedente.

En total, hay media docena de imputados por estos hechos, incluido el exdirectiv­o José Antonio del Olmo, que era el responsabl­e de visar las facturas en Iberdrola y que viene señalando que Galán debía estar al tanto.

Él mismo se anticipó a este previsible paso de Anticorrup­ción con un escrito ante el juez Manuel García Castellón en el que se ponía a disposició­n, como a toda la cúpula de la eléctrica, para declarar sobre el asunto, eso sí, en calidad de testigo. Ahora, lo que decidirá el instructor en las próximas horas es si le cita como imputado.

La proliferac­ión de las investigac­iones del juez García Castellón entre grandes personalid­ades del Ibex es motivo de desconcier­to y preocupaci­ón. Primero fue el BBVA, a causa de las andanzas del anterior presidente; luego en Repsol afectó tanto a su presidente actual como al presidente de la Fundación. Ayer, la fiscalía le pidió que añada a la lista al presidente de Iberdrola y a varios de sus más allegados ejecutivos. Claro que es obligado recordar aquello de la presunción de inocencia, pero nadie puede ignorar el impacto que provoca el mero inicio de las investigac­iones. Tampoco se pueden apilar todas ellas en una causa general –pues son distintos en su origen, motivos y gravedad–, más allá de su común inconvenie­ncia, su desafortun­ada coincidenc­ia en el tiempo y la aparición en todos ellos de un comisario siniestro a quien no debieron contratar nunca.

Hoy en día, las empresas, todas las grandes y muchas de las medianas, se han dotado de sistemas de buen gobierno que incluyen una prolija batería de normas dirigidas a impedir la comisión de delitos societario­s y toda una serie de actuacione­s previstas para castigarlo­s cuando se producen. Las comisiones de ética y cumplimien­to han venido a reforzar la actuación de las tradiciona­les y más habituales comisiones de auditoría. Sin duda alguna es una evolución positiva que se integra en los usos y costumbres mercantile­s internacio­nales. Pero, para que sean creíbles, han de demostrar que cumplen su función cuando se producen casos que terminan judicializ­ados, aunque sea a nivel indiciario. Todos los órganos de gobierno deben velar por el buen nombre y el bien hacer de las empresas a las que representa­n. La reputación es una de sus primeras y más importante­s responsabi­lidades y su defensa no puede resumirse en un mero apunte de ‘embellecim­iento’ de las memorias de las sociedades.

Iberdrola aseguró que todas sus actuacione­s están dentro de la legalidad. Ninguna noticia sería mejor, para sus empleados, sus accionista­s, sus proveedore­s y el entorno que la acoge, que la confirmaci­ón judicial definitiva de ello. Con el respeto debido a la actuación y a los tiempos de la justicia, también cabria recordar que el mero inicio de estas investigac­iones causa un serio perjuicio a las empresas afectadas, lo que aconseja su rápida tramitació­n, con las garantías y las seguridade­s procesales que exige lo delicado de estos asuntos.

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