«Quería unos días con mi hija fuera de lo convencional»
Raúl está separado y desde hace tres años acude con su hija al campamento familiar de Grajera (Segovia). Pensó que era una forma de escapar de lo convencional de un hotel. «Aquí nos dan muchas herramientas, actividades, y me da gran tranquilidad saber que mi hija (13 años) se lo pasa muy bien, y yo más al verla feliz. Es muy difícil para unos padres preparar el ocio de los hijos y aquí no hay que preocuparse de nada porque todos tenemos la oportunidad de hacer planes juntos o por separado y la atención es muy cercana». con los demás o superar solos ciertos desafíos. Se asombran al verles luchar y superar sus propios miedos. «Es decir, estas vivencias ofrecen una nueva perspectiva de nuestros seres más queridos al salir de la cotidianeidad», puntualiza María Pastor.
Según Daniel Reula, gerente de Anayet, empresa de ocio en el Pirineo Aragonés, el objetivo es fomentar las relaciones en las familias y que aprovechen al máximo la naturaleza. «No hay duda de que compartir situaciones nuevas favorece la comunicación, las risas y que superen juntos situaciones de tensión. Recuerdo a un padre que no se atrevía a saltar entre dos rocas distantes. Su hijo saltó delante de él para demostrarle que podía hacerlo y le gritó desde el otro lado «¡vamos papá, tú puedes!» La satisfacción de lograrlo juntos fue increíble».
Las actividades conjuntas están siempre dirigidas por monitores, al igual que los planes en los que solo participan los niños mientras los padres acuden a propuestas para adultos, como rutas de catas de vinos, o deciden ir libremente por su cuenta o descansar. Por la noche es habitual que tras la cena se realicen juegos en común para padres e hijos, o que se opte por veladas en las que los progenitores disfruten mientras los monitores se encargan de los pequeños.
Con el propósito de ponerlo aún más fácil a las familias que pretenden estrechar vínculos, Elisabeth Castro, directora del departamento de Viajes en Familia de MultiOcio Viajes, matiza que ofrecen estos campamentos también por fines de semana con el objetivo de que recarguen pilas. «Al ser un programa multiaventuras, padres e hijos se compenetran muy bien en cada actividad, de manera que cada vivencia se convierte en bonitos y divertidos recuerdos que fortalecen su unión. No hay duda de que las familias salen reforzadas».
En la amplia oferta también se incluyen campamentos tematizados. Joseph Parkin, director y fundador de la escuela Humanit.as, cuenta que en su escuela de idiomas tiene alumnos de 3 a 70 años. «Vemos que muchos padres quieren ayudar a sus hijos en inglés, pero no tienen los conocimientos suficientes. Por ello, se nos ocurrió la idea de hacer un campamento familiar en La Adrada (Ávila)».
Explica que el programa es muy variado, cada día distinto, aunque no lo adelantan para que siempre sea una sorpresa: yoga, montar a caballo, descubrir la flora y fauna del lugar, hacer experimentos científicos, simulacros, un puente de espaguetis... «Hay planes que comparten y otros que hacen por separado bajo la batuta de monitores que solo hablan inglés. Los niños se quedan muy sorprendidos de todo lo que son capaces de hacer sus padres y cada día les respetan más. Los ven como héroes, nunca imaginaron que podrían hacer cosas que hacen aquí. Se fomenta mucho la unión, hacen más piña... y aprenden inglés».