Michavila vaticinó el batacazo de la izquierda y evitó reír los chistes de Bal sobre la ‘cocina surrealista’ de Tezanos
Casado y Ayuso, fríos y distantes, fueron corteses y diplomáticos, pero se evitaron en los corrillos
Villanueva que no se mordió la lengua y presumió de quinta edición de su libro contra los fundamentalismos identitarios y lingüísticos.
Siempre elegante, su sucesor al frente de la RAE, se prodigó en las glosas a los premiados reconocidos por un jurado integrado por los directores de ‘La Vanguardia’, Jordi Juan; ‘El País’, Javier Moreno, o Francisco Rosell, que continúa al frente del rotativo de la avenida de San Luis, así como Ángel Ortiz, José Miguel Santamaría y Julián
Quirós, máximos responsables de ‘El Norte de Castilla’, ’El Correo’ y ABC.
Apeado de su Harley, y de la carrera política, el líder de Ciudadanos Edmundo Bal le negó a Narciso Michavila que la formación naranja fuese a cambiar de nombre. El sociólogo era abordado por la mayoría de invitados como si, además de los datos que maneja, tuviese una bola de cristal.
Tras anunciar el descalabro de la izquierda andaluza a la vista, Michavila evitó reírse de los chistes del abogado del Estado Bal sobre el ‘surealismo demoscópico’ de Tezanos y vaticinó un nuevo batacazo de un Podemos menguante y el PSOE andaluz, cuyo capítulo madrileño brilló por su ausencia en la cena, casi tanto como relumbra la linterna con la que Ángel Expósito ilumina la actualidad en Cope, y a quien por cierto le tocó compartir mesa con el otro representante del partido de Inés Arrima