El campeón de golf cuya familia es su mejor talismán
▶ El vizcaíno de 26 años, número uno del mundo, acaba de ser padre de un niño
En un mundo en el que muchos deportistas de élite actúan de manera descerebrada, muy lejos del ejemplo que deberían lanzar a los jóvenes, da gusto encontrarse con personajes como Jon Rahm. Con un joven de solo 26 años que habla con la coherencia propia de alguien con el doble de edad. Tiene una cabeza privilegiada, cuando juega y cuando habla, y sus declaraciones son impecables cuando tiene un micrófono delante.
Quizá le haya ayudado estudiar Comunicación y estar fuera de su casa los diez últimos años, primero becado por la Federación Española en la Residencia Blume de Madrid, posteriormente por la Universidad de Arizona State en Scottsdale (EE.UU.). Luego, cuando se hizo profesional hace cinco campañas, ya se quedó a residir en esa ciudad americana. Mas, al contrario de lo esperado, esa lejanía de su hogar de Barrica (Vizcaya) le hizo reforzar aún más unos hábitos familiares que cualquier otro habría roto por la distancia.
Tradicional como pocos, se enamoró en su primer año universitario y decidió entonces que Kelly Cahill sería la mujer de su vida. Pero, lejos de esperar a la treintena para pensar en el matrimonio, a los 23 se prometieron de la manera más clásica y a los 24 ya estaban casados. Eso sí, como le prometió a su ‘amama’, lo hicieron a la bilbaína, en la mismísima Basílica y con la bendición de la Virgen de Begoña.
Después se volvieron a casar a la americana en San Diego (California), justo antes de que comenzara la pandemia, y esa fue la última ocasión en la que pudo verse con sus familiares. Después, el Covid se llevó por delante a su entrañable abuela y a otra tía abuela que estaba en una residencia y tuvo que sobrellevar el horror del confinamiento con videoconferencias diarias.
Por eso fue tan importante para él el nacimiento de su hijo