La economía enfila un viaje de recuperación plagado de curvas
▶Pese al rebote, el ritmo de las reformas planteadas amenaza con perpetuar los niveles de deuda y déficit ▶El aumento de la inflación, aunque se prevé que sea transitorio, perjudica a las exportaciones de las empresas Tasa anual del IPC
a economía española apunta ya signos de recuperación, aunque la herencia que deja la crisis del coronavirus presenta un horizonte donde las reformas prometidas a Bruselas para la recepción de los fondos europeos necesitan una mayor celeridad. Las últimas previsiones de los organismos y los economistas apuntan a que el PIB rebote con fuerza este 2021, frente al desplome del 10,8% que sufrió el pasado año. Sin embargo, otros nubarrones amenazan a medio plazo. Los elevados niveles de deuda y déficit podrían estancarse con la ‘barra libre’ de gasto del Gobierno que, lejos acometer las reformas necesarias para contenerlo, propone más medidas de despilfarro, apoyado también por los miles de millones procedentes de Europa.
La última ‘bronca’ al Ejecutivo llegó esta misma semana desde la Airef. Su presidenta, Cristina Herrero, recriminó que la deuda corre peligro de perpetuarse por encima del 100%, mientras el déficit en 2024 se situaría en más del 3,5% si no se acometen las actuaciones necesarias, puntualizando que solo con el crecimiento económico no basta. También el Banco de España en su última proyección señaló estos dos puntos como los lunares de la economía española. El supervisor bancario además rebajaba los ingresos esperados por los tributos que se aprobaron a principios de año o que aún estaban pendientes de hacerlo, como las tasas Google y Tobin.
El preacuerdo del Gobierno con los agentes sociales sobre la reforma de las pensiones es una de las claves que dificulta disminuir la deuda y el déficit. El pacto, que se pretende que entre en vigor a principios de 2022, elimina las dos grandes novedades introducidas en
L2013: el factor de sostenibilidad, que ajustaba las jubilaciones a la esperanza de vida, y el índice de revalorización, que obligaba a revalorizar las nóminas un 0,25% si las cuentas no estaban equilibradas. «Sin estos dos elementos la sostenibilidad queda un poco más en el aire», explica a ABC María Romero, responsable de economía de Afi. Por su parte, el preacuerdo garantiza que las pensiones se revaloricen con el IPC. «Los acuerdos que han salido bajo nuestro punto de vista son insuficientes para atajar la sostenibilidad del sistema público de pensiones. Arrastra un déficit estructural de entre el 1,5 y el 2% y si no se acometen reformas de mayor calado seguirá creciendo», continúa la economista. Apunta, además, que de no acometerse ninguna nueva reforma, el déficit de las pensiones crecería el doble para 2050, un nivel «inabarcable» para cualquier economía. Otro de los temas en el aire es si el Gobierno, como pretende la ministra de Trabajo, acometerá la subida del SMI este mismo año. Una medida que aunque estimularía el consumo, aumentaría el riesgo de desempleo, como alertó recientemente el Banco de España. En plena fase de recuperación, el mercado laboral aún está alejado de los niveles anteriores a la pandemia, mientras que el paro está ‘camuflado’ por los ERTE, que siguen elevando el gasto público. Solo en el último año el empleo ha disminuido en 893.360 personas, en tanto que el desempleo repuntó en 847.197 personas. En total, en las oficinas del SEPE había registradas en junio 3.826.883 demandantes (5.107 más que en mayo), la mayor cifra desde 2016 en un mes tradicionalmente favorable para el empleo. Por su parte, la reforma fiscal que pretende realizar 1,1 1,0 1,2 1,1 1,1 65,4
61,5 64,2 62,3 60,8 57,8 1,1 1,0 54,051,2
Límite
47,7 45,4
42,4 39,7 39,1 -35,8
Montero, está aparcada hasta nuevo aviso, y la ministra de Hacienda y Portavoz no descarta que los incrementos fiscales no se realicen hasta 2023 y, en todo caso, asegura que los ingresos no serán suficientes para acabar con el déficit.
El crecimiento desbocado de la inflación en mayo, del 2,7%, amenaza con convertirse en una nueva amenaza en caso de alargarse. Los economistas consultados coinciden en que será «transitorio», señalando que la inflación subyacente, la que no tiene en cuenta ni la electricidad ni los alimentos no elaborados, se sitúa en un 0,2%. Así, prevén que los precios terminarán perdiendo fuelle, hasta cerrar el año en el 1,6%. Los niveles del mes de mayo en España fueron 60,5 53,3 un 0,7% superior a los de Europa. «Eso nos perjudica en la competitividad, ya que necesitamos que los precios sean bajos para exportar», señala Antonio Pedraza, presidente de la comisión financiera del Consejo General de Economistas (CGE).
En este contexto, expertos como el director del IEE (Instituto de Estudios Económicos), Gregorio Izquierdo, o el responsable del área económica de FAES, Miguel Marín, coinciden en que el alza de los precios puede prolongarse durante meses y tener efectos sobre el valor de las materias primas o los automóviles. Para Izquierdo detrás de este último fenómeno se encuentra «el cuello de botella» en los mercados descritos, porque las naciones productoras «no han normalizado tanto la situación» y este tipo de activos se han convertido