ABC (Galicia)

Cospedal blinda al PP y reduce Kitchen a un asunto policial

▶Reconoce «tres o cuatro» citas a solas con Villarejo sin encargo ni pago ni informació­n de Bárcenas mediante ▶Asegura que jamás supo de la operación y que el partido no tenía ningún interés en promover algo así

- ISABEL VEGA MADRID

La ex secretaria general del PP María Dolores de Cospedal acudió ayer como imputada ante la Audiencia Nacional en una citación por la operación Kitchen que, aunque en la forma es individual, tiene en el fondo el poso de tres años de investigac­ión que apuntan a que el espionaje policial al extesorero Luis Bárcenas pudo fraguarse fuera del Ministerio del Interior, en la sede de Génova 13. Por eso, su declaració­n ante el juez Manuel García Castellón no podía tener sólo un componente personal, el de una mujer que lo fue casi todo en política y que niega con vehemencia haber sabido alguna vez que la Kitchen existiera. Pesaba un ingredient­e colectivo porque ella, en aquellas fechas, no era solo Cospedal. Era también el partido.

Y ahí puso la línea roja la otrora secretaria general, contundent­e y segura, según las fuentes jurídicas consultada­s por este diario: «Kitchen no tiene nada que ver con el PP».

Durante cerca de dos horas, respondió al instructor, la Fiscalía Anticorrup­ción y su abogado, Jesús Santos; que llegó petrechado con más documental para desmentir a Bárcenas que para contrarres­tar las anotacione­s del comisario jubilado José Manuel Villarejo. Cospedal libra en este punto la primera batalla, pues está grabada, como ya es público, recibiendo al polémico mando en una sede que estaba en obras y acompañada de su marido, el también investigad­o Ignacio López del Hierro, que responderá ante el juez hoy por el mismo asunto.

La exministra reconoció que fue él quien les presentó, haciéndole saber que se trataba de un policía «en excedencia» que se manejaba muy bien con los medios de comunicaci­ón. Añadió que a aquel primer encuentro, en 2009, le sucedieron «tres o cuatro» citas ya a solas. Eso sí, Cospedal negó que le hiciese encargo alguno, ni para proteger a Bárcenas ni para protegerse de él. Explicó que su interés era, por un lado, saber si el Ministerio del Interior que comandaba entonces Rubalcaba estaba espiando al PP. Tenían sus sospechas. Por otro, averiguar el origen de las filtracion­es del caso Gürtel con las que se despachaba en prensa todos los días. Veía una campaña y quería conocer el origen. Nada de Bárcenas. Nada de documentos. Nada de confidente­s ni de espías.

El primero de los encuentros lo convocó su marido, y el resto, Villarejo, que llamaba a su jefe de gabinete o a su secretaria pidiendo cita. Insistió en que las reuniones eran más «sociales» que de trabajo y aseguró que nunca medió pago, sobre todo cuando el juez le recordó que las notas del comisario parecen apuntar lo contrario. También le dejó caer el instructor que siendo, como ella pensaba, un comisario en excedencia con una empresa, esas reuniones quizá sí fueran de trabajo. Cospedal no quiso elucubrar por qué Villarejo anotaba lo que anotaba, pero incidió, en todo caso, en que ni en su nombre ni en nombre del partido encargó nunca nada al comisario ni le pagó o dejó a deber pago alguno, entre otras cosas, porque siempre que acudió a la sede de Génova, de nuevo, por la puerta del garaje, fue a contarle cosas que ella ya sabía. «Adornaba mucho» la informació­n, vino a decir, de acuerdo a las mismas fuentes, pero de Gürtel poco podía aportarle cuando ella se reunía con los abogados del partido y además, devoraba la prensa.

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