Esterilización y operaciones para reconocer el cambio de sexo en Japón
Frente al reconocimiento cada vez más amplio de los derechos de la comunidad homosexual y transexual en Occidente, como se ve con la nueva ley en España, en Oriente todavía queda mucho camino por recorrer incluso en los países más desarrollados. Por ejemplo Japón, que no solo es el único Estado del G-7 que no ha legalizado las uniones del mismo sexo, sino el segundo por la cola en derechos de gais y transexuales dentro de las 40 potencias que forman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Aunque el Gobierno nipón aprobó en 2004 una normativa que permitía cambiar de sexo, que llamativamente bautizó como Ley de Desórdenes de Identidad de Género, estableció cinco requisitos muy criticados. Además de tener más de 20 años y no tener ningún hijo de menor de edad, no se puede estar casado por esa falta de reconocimiento legal al matrimonio homosexual. Más allá de esta discriminación, las otras exigencias de la ley suscitan una controversia mayor. Una consiste en no tener capacidad reproductora, lo que obliga a la esterilización o extirpación del útero y los ovarios, y otra, presentar órganos genitales similares a los del sexo que se quiera elegir.
Dos condiciones que requieren una operación a la que se niegan muchos japoneses que quieren cambiar el género de sus documentos de identidad. Al frente de esta lucha se ha situado Fumino Sugiyama, quien pertenecía el equipo nacional femenino de esgrima y escribió una conmovedora carta al presidente del Comité Olímpico Internacional (COI) contándole la discriminación que impera en el mundo deportivo japonés.