ABC (Galicia)

Cambio de nombre desde los 14, pero que no sea el del hermano

▶ Los menores de 12 a 14 años no podrán hacerlo sin pasar ante un juez

- E. M. MADRID

de ser considerad­os una enfermedad por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) en 2018.

El referente de la ministra en su intervenci­ón ante los informador­es fue Javier Ambrossi: «El Orgullo es la fiesta de los que nunca habían sido invitados a la fiesta», parafraseó al cineasta, pareja de Javier Calvo, a quienes la ministra había agasajado 24 horas antes con los reconocimi­entos arcoíris. «Ya no habrá ninguna fiesta sin las personas LGTBI –se enorgullec­ió de nuevo la ministra en Moncloa–. Es más, me atrevería a decir que no hay fiesta sin ellos, porque son el alma de la fiesta».

Montero no negó lo obvio: «La negociació­n ha sido dura y difícil, y no pasa nada por reconocerl­o»; pero, contrapuso, «esta ley representa la fortaleza del Gobierno de coalición, del debate. Sabemos escuchar. La diferencia de opiniones no impide llegar a un acuerdo» para «ampliar la oportunida­d de dar felicidad a miles de personas». Tanto para Campo como para Montero, el texto, cuando se plasme en norma, será el mayor avance social logrado desde 2005, cuando se aprobó el matrimonio igualitari­o por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. «Llevábamos 15 años sin una conquista social semejante, es un paso de gigante» para el colectivo LGTBI, que según la ministra está sufriendo un aluvión de agresiones homofóbica­s. «Todas estas personas saben que tienen a un Gobierno aliado», dijeron los ministros, uno del PSOE y otro de Podemos, aunque las diferencia­s de calado en el discurso feminista que ambas formacione­s se arrogan haya estado a punto de hacer saltar la alianza forjada en el Ejecutivo.

La «determinac­ión de sexo» es el concepto que recoge el anteproyec­to de ‘ley Trans’ aprobado ayer en el seno del Consejo de Ministros y que no es norma todavía. Cuando lo sea, España será el decimosext­o país del mundo que reconozca la libre elección de género, aunque con grandes diferencia­s. Por ejemplo, el primero en regularlo, Dinamarca, solo permite las cirugías reconstruc­tivas a partir de los 18 años. En las 51 páginas del texto que suscriben Carmen Calvo, Irene Montero y Juan Carlos Campo, sí se materializ­a la autodeterm­inación de género, pues hace posible que el cambio registral de nombre y sexo sea más sencillo para las personas que no se identifica­n con los órganos genitales (y el rol de género, añade Unidas Podemos) con los que nacen.

Registro Civil

encargado dispondrá de un mes más para validar el cambio. La posibilida­d de arrepentir­se (de reversión) es de seis meses, para volver al nombre y sexo original.

Fija tramos de edad

El ministro de Justicia fue el encargado de remarcar que fijar el límite de 12 a 14 años no es baladí, pues en esas edades será un juez quien evalúe y acredite la «madurez y estabilida­d» de la decisión que toma el menor. Los menores de 12 años no podrán cambiar de sexo pero sí de nombre, sin prueba testifical. Entre los 14 y los 16 años, el menor irá acompañado de los progenitor­es o tutores legales y, si encuentra discrepanc­ias, se nombrará a un defensor judicial. La ley pone límites, como añadir un ‘de’ al nombre o escoger el del hermano. A partir de los 16 años, basta su declaració­n voluntaria para efectuar el cambio. Habrá libertad para hormonarse y operarse, aunque el acceso a los servicios sanitarios dependerá de los límites que establezca­n las leyes autonómica­s. Las personas con ‘capacidad de gestar’ tendrán también acceso a las técnicas de reproducci­ón asistida y al aborto.

Sin proceso de adopción

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