Los tribunales no aprecian retención ilegal a los jóvenes del macrobrote de Palma
▶ La Policía se ve obligada a intervenir ante las quejas de los vecinos por ruido Uno de los jóvenes que viajó a las islas está ingresado en una UCI de Elche. También el padre de un menor madrileño
La avalancha de solicitudes de ‘habeas corpus’ impulsada por decenas de padres de los 265 estudiantes que guardan cuarentena en el Hotel Bellver de Mallorca se empezó ayer a encontrar con los primeros rechazos judiciales. El juzgado de guardia de Palma desestimó las tres primeras peticiones, rechazando de este modo que los jóvenes estén retenidos ilegalmente en Mallorca. El tribunal considera que este derecho constitucional, que asiste a los retenidos de forma arbitraria, ilegal o con abuso de autoridad, no es aplicable en este caso.
Además, la titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Palma, Ana San José, desestimó también la solicitud del padre de una menor procedente de la Comunidad de Madrid. En la resolución, la magistrada considera que el caso de la alumna «no puede encuadrarse» en la normativa reguladora del procedimiento de ‘habeas corpus’ porque la menor «no se encuentra detenida por la perpetración de delito alguno» sino por razones de salud pública.
En la solicitud, los abogados palmesanos Luis Baena y Bochiká Bitata afirman que la directora del hotel les impidió entrevistarse con los jóvenes justificándose en que es una propiedad privada. El texto subraya que los estudiantes han dado negativo en las pruebas y que «no tuvieron ningún tipo de contacto físico» con el grupo de positivos Covid-19, dado que llegaron entre el 26 y 27 de junio y los positivos son del 21.
Asimismo, aseguran que la mayoría de estudiantes «no han comido en el hotel que les retiene, o bien únicamente se les ha dado agua para desayunar» y que tampoco «han sido atendidos médicamente cuando así lo han solicitado». «Nos trasladan que hay un menor que manifiesta que va a arrojarse del balcón si no le dejan salir», añaden los letrados, que reclaman una «intervención y fiscalización judicial de todas estas detenciones a todas luces arbitrarias y desproporcionadas».
La Fiscalía de Baleares, por su parte, se opone a que la Justicia ratifique la resolución dictada por el Govern balear el pasado fin de semana. Considera que la orden no está suficientemente motivada y podría ser jurídicamente nula, por lo que ha informado desfavorablemente.
Mientras, en el hotel, varios de los jóvenes confinados han protagonizado fiestas en sus habitaciones poniendo música a todo volumen, gritando, lanzando objetos al exterior e incluso bebiendo alcohol que, según denuncian miembros de la seguridad del establecimiento, les han proporcionado bares del Paseo Marítimo mediante cubos atados con sábanas.
La jarana llegó a tal nivel que agentes de la Policía Local de Palma se personaron en el ‘hotel puente Covid’ ante las quejas de particulares y de clientes de hoteles próximos. La dotación policial vio a varios estudiantes escuchando música, gritando a la gente que pasaba por la calle y lanzando objetos al exterior desde los balcones de sus habitaciones. Los agentes les exigieron que depusieran su actitud y los jóvenes les hicieron caso.
En la Península, el brote alcanza ya los 1.300 casos y afecta a once comunidades. Uno de los jóvenes que viajó se encuentra hospitalizado en una UCI de Elche y el padre de un alumno madrileño también ha requerido ingreso.
Por otra parte, la Junta de Andalucía confirmó ayer que se ha declarado un brote en un grupo de alumnos sevillanos que había realizado un viaje de estudios a Portugal. Hay 44 personas vinculadas al foco y diez positivos por coronavirus, informa A. R. Vega.
El megabrote de coronavirus originado por los viajes de fin de curso en Mallorca sigue preocupando a los expertos. ¿Hasta dónde llega el riesgo? ¿Nos estamos jugando perder el verano? Son muchas las dudas que se plantean, aunque los epidemiólogos lo tienen claro: si no se actúa, volveremos a cifras de contagios que no permitirán disfrutar de un verano tranquilo y que además obligará a recuperar algunas de las restricciones que había meses atrás.
«Estamos en un momento de riesgo máximo porque se pueden generar nuevos casos secundarios», sentencia Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), que insiste en la necesidad de cumplir con las cuarentenas para evitar que el virus avance sin control: «Aislar los casos es básico porque si no en lugar de hablar de 1.000 casos seguramente empezaríamos a hablar en los próximos días de 2.000 o 3.000».
Este epidemiólogo pide, además, precaución para toda la sociedad, sobre todo para aquellos más jóvenes, pues al tiempo que este megabrote se producía en Mallorca, otros de menores dimensiones también surgían entre adolescentes en lugares como Menorca o Tenerife. «Hay que entender que el Covid no es una broma. Si tenemos muchos jóvenes afectados, algunos acaban hospitalizados. Y si hay muchos hospitalizados, algunos pueden acabar en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Y en la UCI, desgraciadamente, alguno podría fallecer», lamenta, al mismo tiempo que recuerda la facilidad de transmisión que presenta la variante Delta del virus.
Por su parte, el doctor Manuel Franco, epidemiólogo y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), no cree que estos contagios vayan a derivar en más fallecimientos, pero sí considera que el esfuerzo debería ser intenso a la hora de rastrear los casos. «Si hubiéramos sido más espabilados ahora tendríamos equipos de rastreo bien formados y bien engrasados», dice, y aboga por seguir controlando la evolución de contagiados y contactos estrechos.
Aunque confía en que un brote como el de Mallorca no se repita, Franco sí cree que actualmente hay «una señal de alerta» que advierte sobre lo que podría pasar si se repiten los mismos errores. «Creo que seguirá pasando. No con brotes de tanta magnitud, pero sí van a darse en lugares turísticos», explica.