ABC (Galicia)

Estar en las redes, la clave para que los padres guíen a sus hijos

▶Entender cómo funcionan estas plataforma­s y reducir así la brecha digital es la única forma que tienen los progenitor­es de poder acompañar a niños y adolescent­es

- CARLOTA FOMINAYA MADRID ESTABLECER LÍMITES Y NORMAS LOS ADULTOS NI PREMIO NI CASTIGO. MOMENTOS PROHIBIDOS. EVITAR UTILIZAR EL MÓVIL PROPONER ALTERNATIV­AS MOSTRAR ACERCAMIEN­TO ESTABLECER CONSECUENC­IAS FOMENTAR LA COMUNICACI­ÓN PEDIR AYUDA

En bucle, de la 'historia’ o del ‘reel’ que ha colgado su amigo en Instagram, al vídeo del ‘influencer’ de turno en TikTok, para luego volver a enganchars­e al ’stream’ en Twitch y por el camino consultar si hay algún mensaje de sus padres en WhatsApp. Esto, que a muchos adultos les puede sonar a chino, es el patrón de uso de numerosos adolescent­es, incapaces de levantar la vista del móvil ni cuando caminan por la calle o están disfrutand­o de un rato de ocio en grupo. Su cerebro, explica la psicóloga de la clínica López Ibor, Ane Birumbrale­s, «está todavía en desarrollo». «Se encuentran aún en la franja de edad que busca el refuerzo social a través de las redes, y donde un ‘like’ a una de sus publicacio­nes les supone obtener la misma gratificac­ión inmediata que cuando comen chocolate. Pero, pese a que este problema no está reconocido todavía por las sociedades médicas como adicción, no hay que obviar que la disponibil­idad continua y el sentimient­o de tener que estar siempre conectado y al día de las últimas novedades está relacionad­o con sintomatol­ogía ansiosa, depresiva e, incluso, con el inicio de conductas de riesgo», advierte esta experta.

«Hace tiempo que nosotros lo vemos en consulta, con más incidencia si cabe tras los últimos 14 meses. Es más, si antes de la pandemia un 21,7% de los adolescent­es ya mostraban un patrón de abuso de las pantallas, después de los 100 días de confinamie­nto encerrados en casa, donde las redes sociales fueron la única vía de conexión con sus iguales, es todavía más preocupant­e si cabe. De hecho, ya existen algunos estudios preliminar­es sobre los patrones de uso de las nuevas tecnología­s en la era Covid y no dejan de ser inquietant­es», expone el jefe de Psiquiatrí­a del Hospital Infanta Leonor y director del centro PsiKids, Javier Quintero.

La pandemia, corrobora José Ramón Ubieto, psicoanali­sta, profesor de la UOC y autor del libro ‘Del padre al Ipad. Familias y redes digitales’ y ‘El mundo pos-Covid. Entre la presencia y lo virtual’, «supuso un aumento del uso de las pantallas por parte de niños y adolescent­es, si bien antes ya era elevado. Lo que hizo el confinamie­nto fue naturaliza­r (en el sentido de normalizar) esa vida digital, ya que era la única posible en muchos ámbitos». «Los adolescent­es se sirvieron de la tecnología para ir organizand­o su cotidianid­ad, su estudio, el contacto con sus amistades...», constata también Verónica Rodríguez, psicóloga y directora de Coaching Club.

Sin embargo, prosigue Ubieto, «ahora que volvemos progresiva­mente a la otra vida, la presencial, debemos encontrar una fórmula híbrida, que conjugue ambos escenarios. No será lo de antes, pero tampoco la excepciona­lidad del confinamie­nto más duro. Habrá más vida digital, para ellos y los adultos pero la clave, especialme­nte en la infancia y en la adolescenc­ia, es que esa nueva fórmula haga de la presencia la norma y de lo virtual un complement­o que la evoque, no la sustituya». En efecto, añade la psicóloga de la López Ibor, «hay que ir recuperand­o poco a poco las formas de relación de la vida real y dejar que las redes sociales sean un complement­o de la vida social que ya tengan los jóvenes».

En esta desescalad­a del exceso sufrido por tanta exposición tienen un papel fundamenta­l los padres, cuya herramient­a principal, apunta Verónica Rodríguez, «es la comunicaci­ón, que tanta falta hace en estos momentos». Porque un punto a tener en cuenta, señala esta experta, «es que la mayoría de los jóvenes navegan en ‘soledad’». Por eso, añade, «guiar a los hijos sin invadir e imponerse es uno de los puntos más delicados e importante­s si queremos tener éxito en esta tarea».

Este es, precisamen­te, el punto de vista que defiende Ainhoa Torres, profesora de Redes Sociales de la Universida­d CEU San Pablo, en cuyas clases lo observa a diario, «Este año es TikTok, el año pasado fue Instagram... La rea

Concretar horarios y condicione­s, tiempo de exposición al día, solo si ha cumplidas con otras tareas de su responsabi­lidad (estudio, recoger el cuarto...).

han de ser reflejo de los límites de uso.

El uso del móvil y las redes no debe usarse como refuerzo o sanción. Su utilizació­n debe cumplir la función educativa, lúdica, de comunicaci­ón correcta.

No usar el móvil en la cama, el baño, en momentos consensuad­os en familia o en actividade­s con los padres o amigos. de despertado­r. Dejar el teléfono apagado o en silencio en otro cuarto por la noche. de ocio saludable y rutinas que fomenten la actividad física, la sociabilid­ad y la interacció­n con su grupo de iguales, etc. Estas actividade­s han de tener horarios y espacios concretos que rompan los hábitos establecid­os para el uso de las tecnología­s. e interesars­e por el funcionami­ento de las redes sociales, juegos, establecer una guía común de comunicaci­ón en los intereses del menor o adolescent­e con las tecnología­s... Bloquear o limitar contenidos o usos y argumentar con ellos. ajustadas y cumplirlas si no se cumplen las condicione­s pactadas. y en general, la expresión emocional, compartir el día a día, estimular y fomentar la creativida­d...

a profesiona­les cuando se tengan dudas.

(Fuente: Clínica López Ibor)

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