ABC (Galicia)

Inglaterra despide a Alemania por imaginació­n y fe

▶ Pésimo partido de los germanos en el adiós de Low. Los ingleses, a cuartos sin recibir un gol

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labores creativas. Dos acompañant­es con estilo que no conectan con el máximo goleador y mejor asistente de la pasada Premier, a quien se le hace bola la Euro, sin brillo, sin participac­ión y sin acierto. Falla un gol cantado por exceso de requiebros en el último minuto de la primera parte, cuando ya el estadio londinense preparaba las palmas.

Inglaterra quiere gobernar el partido con una defensa de pívots NBA, un par de creadores por el centro y los puntas mencionado­s. Alemania no comete errores, se muestra sólida en su zaga y en su posición por el centro y los británicos buscan soluciones alternativ­as. Los centros a balón parado de Trippier, una delicia convertida en caramelo para sus compañeros, siempre dulce y templado el balón listo para el remate. Es Maguire, aspecto de camorrista, el que más interviene por alto. Dos cabezazos del central del Manchester United encienden a la grada y solivianta­n a los gigantes defensores germanos.

Alemania fabrica poco porque Kroos está rodeado de piernas enemigas, Goretzka no tiene espacio para correr, y solo Kimmich aparece como un balín por la derecha para asistir a sus socios. Es un partido con pocas oportunida­des y escasos fallos defensivos. Por eso se antoja trascenden­tal el error de Werner, habilitado por Havertz, solo ante Pickford. Estrella el balón en las piernas del portero pelirrojo.

El duelo deriva en mediocrida­d porque ni unos ni otros aportan continuida­d al juego. La tarde es una semblanza de pérdidas de balón, cuerpos chocando y faltas tácticas. No avanza Alemania. Pickford se ha estirado como una goma elástica para despejar, pletórico de reflejos, un zurdazo magnífico de Havertz. Es toda la aportación germana en el arranque de la segunda parte, tan maniatada por los británicos como por su propia inacción.

No hay nada del grupo enérgico que acostumbra, que penetra por las bandas y remata lavadoras si hace falta. Un partido espeso de los teutones, abocados a sufrir. Tampoco Inglaterra hace el partido de su vida. Necesita algo más para generar vértigo. Southgate recurre a Grealish, fantasía para el ataque del jugador anárquico y genial.

Casualidad o no, el delantero del Aston Villa asume la pelota, finta a los rivales y busca huecos. Wembley empieza a creer cuando una arrancada de grupo, culminada en una buena apertura hacia Shaw, acaba con un servicio muy potable al corazón del área, donde no la encuentra Kane sino Sterling para enviar a la cazuela.

Tercer gol de Sterling, tercer tanto británico y otra victoria de la selección ‘british’ porque en la euforia marca al fin Harry Kane. Es el epílogo de un partido maldito para Alemania, que pudo construir la remontada en un mano a mano de Muller, de pésima resolución contra Pickford. Wembley enloquece porque su país avanza a los cuartos de final.

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// EFE
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