Calviño nacionalizará la Sareb y allana el sueño público de Podemos
▶El ‘banco malo’ es un monstruo de más de 144.000 activos inmobiliarios por valor de más de 30.000 millones ▶La opción más factible es comprar la parte de los bancos por un euro y darles a cambio beneficios fiscales Principales accionistas de la Sareb
Cuando Eurostat obligó a España a contabilizar la Sareb en las cuentas públicas empezó la operación para nacionalizarla. En abril de 2021 comenzaron las conversaciones informales con la banca para que saliera del accionariado del llamado ‘banco malo’ y aunque aún no han llegado a un entendimiento sobre la fórmula, el armazón legal se constituirá en el Consejo de Ministros de hoy martes. El proceso ya ha empezado.
La Sareb es la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria. Una entidad privada, aunque con mandato público, que se creó en 2012 para absorber los activos problemáticos de la banca, principalmente créditos al promotor e inmuebles. Se adquirieron a las entidades rescatadas casi 200.000 activos por más de 50.000 millones de euros, y el accionariado de la compañía quedó el 54,1% en manos de bancos y aseguradoras y el 45,9% en manos del FROB, es decir, el Estado. Dicha compra de activos a la banca se pagó con la emisión de bonos avalados por el Tesoro Público y se asumió el mandato de desinvertir todos los activos y poder pagar dicha deuda para que la entidad muriera en 2027.
En la actualidad lo que quedan son más de 144.000 activos inmobiliarios, según figura en su página web, valorados en más de 30.000 millones de euros. Este es el monstruo del ladrillo del que el Estado asumirá el control total, aunque para ello antes hay que pasar una serie de trámites.
En el Consejo de Ministros de hoy se aprobará el armazón legal para el asalto. La norma que creó la Sareb en 2012 impedía que el Estado tuviera más de un 50% del accionariado; eso es lo que va a cambiar ahora el Gobierno para poder llegar a tener hasta el 100% del capital social, lo que de facto la convertiría en una empresa pública.
Una vez dado este paso llega el momento de perfilar con la banca –especialmente Santander, Caixabank y Sabadell– y las aseguradoras, en menor medida, cómo saldrán todos del accionariado para que se quede solo el Estado. Llevan meses en conversaciones para ello pero aún las negociaciones no han fructificado de manera total en un acuerdo conjunto.
La salida de la banca
Fuentes financieras confirman que las entidades bancarias pidieron al Ejecutivo que les dotara de incentivos fiscales, como conservar los activos fiscales diferidos, a cambio de marcharse. Pero la situación no está cerrada por la fórmula legal bajo la que se articulará la salida.
Por una parte el Ejecutivo está valorando que la operación sea una compra por un valor simbólico de la participación del sector financiero; por otra, realizar una operación acordeón (reducción y ampliación de capital simultáneas), aunque esta última opción no sería beneficiosa para la administración.
La posibilidad que está más cercana para dar salida a la banca es la de que el Estado compre su participación por un valor simbólico de un euro. Esta es una posibilidad que toma fuerza y por la que apuesta también el Gobierno, aunque para aceptar, las entidades exigen una contrapartida vía beneficios fiscales. Y dar beneficios fiscales a la banca, políticamente, es un mal negocio para el Ejecutivo de PSOE y Unidas Podemos.
Aun así, las fuentes consultadas explican que el Estado no tiene por qué adquirir el cien por cien del accionarado, ya que eso dependerá de cuántas entidades decidan acogerse a la propuesta del Gobierno. El objetivo, 10,49% así, es el control mayoritario, y no tanto alcanzar el 100% del capital social.
Sea como fuere, el destino de la Sareb es convertirse en empresa pública. Un gigante inmobiliario que tal como está configurado, tanto en el Gobierno como en la banca entienden que habría de estar en manos públicas en su mayoría. Ya que los bancos no aprecian en estos momentos utilidad a seguir en el accionariado, cuando ya han dotado todo lo que podrían vía provisiones y pueden conseguir beneficios fiscales que compensen las pérdidas.
Fuentes financieras señalan que el papel de la banca ya ha terminado en esta entidad, pero eso no indica que la Sareb deba convertirse en una empresa pública de vivienda social, como pretende un ala del Gobierno de Pedro Sánchez.
Entre los sueños de Unidas Podemos lleva tiempo que figura la conver