Llegada a Serbia sin relacionarse con los aficionados
Ya habían indicado las autoridades serbias que esperaban con los brazos abiertos a Novak Djokovic después de pasar los once días más duros de su vida profesional en Australia entre detenciones, juicios y deportaciones. «Creen que con esto, con estos 10 días de malos tratos, han humillado a Djokovic, pero se han humillado a sí mismos. Djokovic podrá regresar a su país con la frente en alto», indicó el presidente serbio, Aleksandar Vucic. Y así fue recibido. «¡Eres nuestro campeón, Novak!», «¡Te queremos, Nole!», eran algunos de los lemas que esperaban al tenista a su llegada a Serbia, atrincherados varios cientos de seguidores entre banderas del país y aclamando el tenista como un símbolo de libertad y fortaleza. Sin embargo, Djokovic aterrizó en Belgrado sobre las doce del mediodía y sorteó la salida principal, eligiendo una salida técnica que evitaba el tumulto de los aficionados y los periodistas que lo esperaban. «No merece la pena que esperen, ha salido por otra puerta», indicaban miembros de seguridad a los que habían acudido a recibirlo. El tenista no hablará de lo sucedido en Australia hasta que termine el torneo.