ABC (Galicia)

Ancelotti regresa reforzado de Arabia

▶ El Madrid alaba la gestión de su técnico y cree que la Supercopa puede inaugurar una temporada de ensueño

- RUBÉN CAÑIZARES MADRID

Pasado el ecuador de la temporada, el Madrid mira con ilusión, optimismo y ambición los próximos cuatro meses de competició­n. La Supercopa de España no da más que para ofrecer la copa a los aficionado­s el próximo domingo en el Bernabéu, antes de la disputa del partido el partido de Liga ante el Elche, pero el poso que ha dejado es de absoluto regusto. Tras años y medio sin engordar las vitrinas, y en un contexto social y económico complejo por la dureza de la pandemia, el trofeo, por menor que sea, sabe a gloria. Así quedó reflejado durante la celebració­n, más cerca de una final de Champions que de una Supercopa. El coronaviru­s ha enseñado que los momentos de éxito y felicidad deben ser exprimidos al máximo, y eso hizo ayer el Madrid en todos sus estamentos: directiva, cuerpo técnico y jugadores.

De Arabia sale muy reforzado el equipo blanco, pero sobre todo la figura de Ancelotti, uno de los personajes de este deporte de mayor riqueza profesiona­l y personal. Un hombre tranquilo que nunca tiene un tono elevado, y si es así sucede en momentos límite pero siempre dentro de la privacidad del vestuario, sagrado para el técnico italiano. Es tal la unión y el buen rollo que desprende que incluso jugadores ‘sentenciad­os’ como Marcelo o Isco se rinden a su manera de gestionar el grupo y transmitir sus conocimien­tos y liderazgo: «Jamás se debió ir», aseguran los más veteranos del vestuario, contentos por su vuelta como el domingo noche en Riad confesó Modric públicamen­te: «Desde su llegada me ha dado mucha confianza, ha puesto mucha fe en mí y cuando tienes alguien así respaldánd­ote es mucho más fácil todo».

El croata es una de las debilidade­s de Ancelotti, hasta el punto que el italiano responsabi­liza su salida del Madrid en 2015, por terminar la temporada sin ganar ningún título grande, a las dos graves lesiones que sufrió el croata en aquella campaña. Primero, un arrancamie­nto del tendón proximal del recto femoral izquierdo, que le tuvo cuatro meses de baja entre noviembre de 2014 y marzo de 2015. Un mes después, a mediados de abril, sufrió un esguince de ligamento colateral medial de la rodilla derecha en el partido de Liga ante el Málaga, percance que le dejó fuera de la dura semifinal de la Champions ante la Juventus, que perdió el club blanco por un sol gol, y de los últimos seis partidos del campeonato doméstico, torneo que perdió el Madrid por solo dos puntos. También estaba de baja cuando el Atlético le eliminó en los octavos de Copa. El domingo noche en el estadio Rey Fahd, su vacile a Modric por haber fallado un pase que precedió a un cariñoso y sincero abrazo entre ambos, muestra la admiración y el respeto que hay entre ambos, que es justo lo que ocurre con el resto de la plantilla: «Has fallado un pase allí, has fallado un pase allí. Has tirado el balón fuera y ya está», le dijo en tono de burla Carletto.

«Los jugadores no tienen duda de que es el entrenador perfecto. No es invasivo nada más que en la faceta táctica donde da gusto verle parar los entrenamie­ntos y repetir las veces que sean necesarias lo que persigue. Nadie ha encontrado ni oído hablar de su ego. No existe», explican desde Valdebebas, encantados con su vuelta. Su perfil es el idóneo para un banquillo de la envergadur­a y peculiarid­ad del Real Madrid. Lejos de relativiza­r nada, todo tiene importanci­a

Mediocentr­o del Real Madrid

Presidente del Real Madrid para él. De hecho, y ahí radica la enorme distancia con el resto, es que para él es enormement­e importante no conceder trascenden­cia a ciertos aspectos del día a día. Ahí es donde su figura se eleva como un cohete. Su brillante sentido del humor es otro síntoma de su inteligenc­ia. Es como ese abuelito encantador al que todos le dejaríamos que llevara a nuestros hijos al parque. Y es tal el impacto de esa personalid­ad que lo percibe hasta el jugador menos sensible del vestuario.

Florentino, encantado

«Este título significa mucho. Hemos hecho algún cambio y estamos cuajando una nueva época con un nuevo entrenador que nos conoce muy bien. Somos optimistas. Hemos encontrado un nuevo rumbo: ganar», reflexiona­ba Florentino nada más ganar la Supercopa. El presidente tenía un buen marrón el pasado verano tras la segunda espantada de Zidane. Con Mourinho, Florentino ya dio por consumida la etapa de mano dura en el banquillo merengue. Su amplia experienci­a en el cargo le dice que los técnicos con mano izquierda son los que acaban cuajando y triunfando en el Madrid. Pasó con Ancelotti y luego con Zidane, por partida doble.

Ahora, el deseo es que se repita la historia de Zizou con el italiano. En una temporada puente a la espera de los fuegos artificial­es que traerán Mbappé, quizás Haaland, y el estreno del nuevo Santiago Bernabéu, Ancelotti está cimentando el Real Madrid de los próximos años con buen fútbol, paz, señorío y, lo más importante, títulos. Llega lo mejor de la temporada, y lo hace con un técnico sublime como líder silencioso del Madrid.

«Me ha dado mucha confianza, ha puesto mucha fe en mí y así es mucho más fácil todo»

«Estamos cuajando una nueva época con un técnico que nos conoce muy bien. Somos optimistas»

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// EFE Ancelotti y Florentino, emotivo abrazo durante la entrega de medallas y la copa en la final en Riad

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