Ferrari y Carlos Sainz se desmoronan
▶Abandono del español y de Leclerc por problemas mecánicos, que deja en bandeja el doblete a Red Bull y consolida a Verstappen como líder del Mundial
La imagen de Ferrari recogiendo todos los bártulos de su box ya semivacío mientras los dos pilotos de Red Bull encaraban la recta final de Bakú sintetiza lo acontecido en el circuito urbano de Azerbaiyán. Jornada negra para los de Maranello tras los abandonos por problemas de fiabilidad en los monoplazas de Carlos Sainz y Charles Leclerc cuando optaban al triunfo en la octava prueba del campeonato. Y zarpazo de la empresa de bebidas energéticas con el triunfo de Max Verstappen seguido de Checo Pérez, que les permite ampliar su ventaja en el Mundial. Mercedes, invitado inesperado a la fiesta, acababa justo por detrás, con Russell completando el cajón seguido por Lewis Hamilton.
Bakú es un circuito impredecible, donde siempre pasan cosas, donde el coche de seguridad adquiere un protagonismo mayúsculo y donde el comisario encargado de enarbolar la bandera amarilla o roja acaba con agujetas en el brazo. Salida limpia, con Checo Pérez superando en la primera curva a Charles Leclerc, al que su cuarta pole consecutiva no le servía para nada. La mayoría de pilotos, sobre todo de media parrilla hacia adelante, con neumáticos medios, dejaban en el aire una estrategia a dos paradas. Nueve vueltas duró la tranquilidad. El humo y la salida por la escapatoria del Ferrari de Carlos Sainz hicieron saltar todas las alarmas. Un error en el reparto de frenada arruinó la carrera del piloto español. «El equipo me pidió conservar para atacar luego y justo cuando empezaba a acelerar se nos ha ido el hidráulico», explicaba Sainz, que estaba cariacontecido: «Habrá que analizar lo que ha ocurrido con el motor y los frenos, hay que saber de dónde viene, pero hay que animar a toda la gente de Maranello y a los ferraristas, es un día duro para todos y al final hay que intentar ser positivos, queda campeonato y también llegarán días así a los demás».
El coche de seguridad virtual permitió a la ‘Scuderia’ apostar por una estrategia más agresiva, con Leclerc entrando a montar neumáticos duros. Pero la desastrosa parada (5,4 segundos) confirmó que no era el día de Ferrari. Presagio que se confirmó doce giros después, cuando un fallo en la unidad de potencia obligó a Leclerc a abandonar. Justo en el meridiano de la prueba y dos de los cuatro coches favoritos para ganar estaban fuera de competición, certificando la mayor catástrofe para los italianos esta temporada. No habían sumado ningún doble cero y su peor resultado se había producido en Montmeló, con la avería
Carlos Sainz Piloto de Ferrari
«Es un día duro para todos y hay que animar a todos los ferraristas»
«Aún queda campeonato y también le llegarán días así a los demás»
de Charles Leclerc. Pero en Bakú, con doblete y vuelta rápida para Red Bull, han dado un paso atrás en la pelea por el título. «Tenemos que evitar que vuelva a ocurrir. No tengo palabras ahora mismo para describir mi dolor. Duele mucho. Es muy decepcionante», lamentaba el monegasco.
El mal resultado no pilla por sorpresa a Mattia Binotto, ingeniero y director de Ferrari, que esta pasada semana aseguró que «nuestro objetivo es ser competitivos, no ganar el campeonato». «Los pilotos están tan decepcionados como nosotros. Ellos pueden ser parte del problema o de la solución. Todos saben el esfuerzo que hemos realizado para llegar donde estamos hoy y comprenden que todavía nos queda trabajar para ser más fuertes», añadió ayer Binotto.
El drama de Ferrari contrasta con la alegría de Red Bull, que le saca ya 80 puntos a la escudería italiana en el Mundial de constructores, mientras Max Verstappen se consolida como líder del Mundial con 150 puntos y Checo Pérez escala a la segunda posición, a 21 puntos del neerlandés y 13 puntos por delante de Leclerc. Tras ocho carreras, Ferrari empieza a desvanecerse en la batalla por el Mundial.