Rusia ingresa 93.000 millones durante la guerra por la venta de gas, carbón y petróleo
▶La Unión Europea sigue siendo su principal cliente a pesar de las sanciones por la invasión de Ucrania Exportaciones rusas de combustibles fósiles
A pesar de los esfuerzos del Gobierno alemán por independizarse de las fuentes de energía rusa, las cifras demuestran que las importaciones han cumplido un efecto perverso y han estado sirviendo, indirectamente, para financiar la invasión de Ucrania. Según un nuevo informe que publica el Centro para la Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), con sede en Finlandia, Alemania ha pagado a Moscú 12.000 millones de euros en facturas energéticas desde el inicio de la guerra. Si a eso se añaden las exportaciones rusas de productos energéticos a otros países, se obtiene un saldo de 93.000 millones de euros en los primeros cien días de guerra.
La UE sigue siendo, con mucha diferencia, el mayor comprador de gas y petróleo rusos, con el 61% del total de las exportaciones de combustibles fósiles de Rusia entre el 24 de febrero y el 3 de junio. En ese periodo de tiempo, la factura europea de energía rusa ascendió a 57.000 millones de euros. Entre los países individuales, China fue el primer cliente en ese mismo lapso temporal con más con 12.600 millones, seguida de Alemania, con 12.100 millones, e Italia, con 7.800 millones. Holanda anota 5.600 millones y Turquía 4.100. En la franja intermedia de consumo de productos rusos están Francia, España (que ronda los 2.000 millones) y Corea del Sur. Polonia ocupa el décimo lugar en la lista y Bulgaria el 17º.
Pagos alemanes
A los gobiernos europeos les resulta difícil asumir esta realidad. El Gobierno alemán, por ejemplo, no recopila estos datos por su cuenta. Para el estudio, el CREA utilizó datos sobre movimientos de barcos, flujo de gas a través de gasoductos y estimaciones basadas en datos anteriores. En 2021, Alemania pagó un total de alrededor de 25.000 millones de euros para importar petróleo, carbón y gas de Rusia. Esto significaba que Alemania era, con mucho, el mayor cliente de energía de Rusia de la UE antes de la invasión, seguida por entonces de Italia y Holanda con alrededor de 14.300 millones y 13.500 millones, respectivamente. Esta política de compras ha cambiado radicalmente, aunque todavía no se dejen ver todos sus efectos. Polonia y Bulgaria, por ejemplo, han paralizado por completo sus compras desde la semana pasada debido a que la energética rusa Gazprom ha cortado el suministro, alegando que los dos países se negaban a pagar en rublos. Especialmente los envíos de petróleo de Rusia
A los gobiernos europeos les resulta difícil asumir esta realidad. El alemán, por ejemplo, no recopila estos datos por su cuenta
cada semana, una quinta parte de todas las importaciones.
Un informe de Bruegel constata que el monopolio estatal ruso Gazprom envía el 70% de todo su volumen destinado a Europa a través de Nord Stream 1, sometido a trabajos de mantenimiento que entorpecen el suministro. El mercado considera que se trata de una excusa de Putin para dificultar el almacenamiento en las reservas europeas y prolongar el estado de dependencia. Los ingresos de Rusia provienen principalmente de la venta de petróleo crudo con 46.000 millones de euros anuales, seguidos del gas a través de gasoductos, con 24.000 millones de euros. El resto, de la venta de derivados del petróleo, gas natural licuado GN y carbón.